No fue una regañada, fue un llamado a la consciencia
Gloria Bejarano Almada
Evelyn Poveda nos ha puesto a pensar…. al menos por unos días. Entre la polémica sobre si el alcalde puso atención o no, y el consabido “serruchazo” de piso de quienes dudan que haya sido Evelyn quien escribió sus palabras, vamos perdiendo la oportunidad de poner esta “regañada” en la dimensión que merece.
Evelyn dijo lo que muchos piensan, incluso muchos lo han dicho en diversos foros, entonces, ¿por qué su discurso ha causado tanto impacto? ¿Acaso fue su facilidad de palabra, su juventud o la fuerza y convicción que imprimió al discurso? ¿Será que su intervención se hizo viral porque miles se vieron identificados con sus palabras, con sus conceptos, con su forma de asumir la responsabilidad ciudadana, con su crítica a los políticos, o su molestia y cansancio con los medios?
Evelyn no nos dio una lección, nos confrontó con una realidad que todos conocemos o debiéramos conocer. Una realidad que aún una niña de doce años puede analizar y que muchos pasan por alto por pereza, por comodidad o por desidia.
En una semana de reflexión, ella fue capaz de dibujar el escenario en que se desenvuelve nuestro país, los problemas que enfrentamos, la amenaza del narcotráfico, el bullying y el ciberbullying, la corrupción, la falta de valores, el mal uso que damos a la tecnología, el bombardeo constante de negatividad con el que está creciendo nuestra juventud, la falta de valores, la ausencia de la familia, la corrupción y la violencia generalizada.
Lo que más impresiona en Evelyn es la seguridad con la que expresa sus ideas, que van más allá de las consabidas críticas en contra del gobierno, los políticos y los problemas de siempre y señala en los medios de comunicación la falta de contenido, los mensajes vacíos, la promoción de antivalores como la glorificación del narcotráfico y la negatividad en la información.
Evelyn despertó en muchos de nosotros la esperanza de que hay una reserva moral en nuestra juventud que es capaz de señalar sin ánimo de ofender, que es consciente de que la única forma de realizar un cambio de rumbo es empezar por nosotros mismos. Una juventud que cree en la importancia de la familia como institución donde se construye la sociedad del futuro y una nueva ciudadanía, más responsable y comprometida. Una juventud crítica, capaz de reconocer sus propias faltas.
Cuando se le pregunta cómo se puede realizar el cambio ella simplemente dice “Si todos trabajamos nuestro propio metro cuadrado…..” dando a entender que todos tenemos una responsabilidad, y que no podemos esperar a que otros cambien para cambiar.
Si Evelyn es capaz de percibir que el facilismo, la mediocridad, la apatía y el dinero fácil no es el camino que nos conduce a una patria mejor, los adultos debiéramos poner atención a su señalamiento y combatir todo aquello que nos limita, que frena nuestro avance y nos presenta ante los jóvenes como una generación que perdió el camino.
El discurso de Evelyn insisto no es una regañada, es un llamado a la conciencia de todos y cada uno de nosotros, un llamado a dejar atrás los pretextos y las excusas, un llamado para hacer un lado la negatividad y la indiferencia, un llamado para dejar de culpar a otros para justificar la mediocridad en que estamos sumergidos.
Evelyn, en un acto de fe, nos pide a sus mayores, que saquemos el héroe que llevamos dentro, convencida que aún podemos legar a su generación un mejor país, a nosotros nos toca ahora decidir si ella puso su fe en la generación equivocada.
