La siguiente apreciación sobre la investidura del señor ministro de Comunicación, Juan Carlos Mendoza, la hago en el marco más respetuoso y con elementos reales de lo que acontece actualmente en nuestro país, no con el afán de criticar por criticar, sino más bien como aporte a la situación e importancia que debe tener la gestión de un ministro de COMUNICACIÓN, nótese que lo escribo con mayúscula a raíz de la importancia que tiene y debe tener la buena comunicación en la gestión gubernamental.
Fui muy crítico en la administración pasada con ciertas actitudes y procederes del entonces ministro de Comunicación Mauricio Herrera, sin duda un buen profesional, pero a mi parecer adoptó acciones que no le competían y que no fueron bien vistas por muchos.
Por ejemplo, durante el conflicto del desabastecimiento de aguacate en el país, una cadena de restaurantes de comidas rápidas recibió la visita de Herrera, quien dejó una bolsa de esa fruta, clara señal de asumir una función poco elegante ya que el restaurante había externado su preocupación por el desabastecimiento de aguacate y los altos costos por la decisión de la administración pasada de no permitir el ingreso del procedente de México.
Herrera no conocía del tema, debía limitarse a comunicar las explicaciones que daba el titular de la cartera, ministro de Economía o en este caso la oficina fitosanitaria del Ministerio de Salud, la acción del comunicador fue poco elegante y faltante de ética, ya que la empresa gastronómica exigía la explicación del Ministerio de Salud y no la reacción apática del encargado de Comunicación del Ejecutivo.
En esta administración, no me cabe la menor duda del profesionalismo del señor Juan Carlos Mendoza, exdiputado, ex precandidato del PAC y exembajador de Costa Rica ante la ONU, pero en cuanto a su función como encargado de la comunicación, es más que comprobada su falta de conocimiento. Basta con escuchar a la ministra de Hacienda, el lunes anterior cuando manifestó: “Creo que fue una mala información la que se dio en cuanto al retiro del plan fiscal de la corriente legislativa”, esa debe y tiene que ser una función estudiada del jerarca de esa rama precisamente.
Cuando uno oye a la misma ministra decir: “Si no se pueden recuperar esos 91 mil millones por el ingreso de impuestos, deberá entonces reducirse el gasto”, precisamente eso es lo que clama la población, bajar el gasto y este gobierno ya ha tomado importantes decisiones en esa materia, pero el ciudadano no está bien enterado de dichas iniciativas y la información que emana de casa presidencial es escasa y pareciera que don Carlos Alvarado tiene como recargo esa función de informar en sus acostumbradas sesiones de Facebook Live.
El pueblo está sediento de información, la economía está completamente reprimida, el consumidor está temeroso y eso daña a las pequeñas y medianas empresas que ven muy maltratados sus ingresos y creo que llegó el momento de brindar, por medio de la INFORMACIÓN, mensajes que iluminen al ciudadano sobre lo que realmente puede pasar de no poner todos de nuestra parte para sacar a Costa Rica de esta situación.
Llama la atención que siendo nuestro mandatario un profesional en la comunicación, no se haya hecho acompañar en ese cargo con rango de ministro por un periodista, una persona diestra en las nuevas corrientes de la comunicación digital, redes sociales, estrategias de monitoreo y pulsos sobre la perspectiva de que deben saber los costarricenses, tal vez de esa forma la población no tendría un concepto bajo de la administración y menos personas se enfilarían al fantasma de las huelgas y las rebeliones en tiempo donde todos debemos contribuir en el restablecimiento de nuestra agónica situación financiera.
Encausarse en brindar mayor y mejor información, no solo a la población, sino a los legisladores, es una tarea pendiente del actual ministro del ramo y creo que la mejor forma es asesorarse con un buen periodista, por eso título, “Zapatero a tus zapatos”.