Procedentes de Colombia, Reino Unido o Singapur, un ejército de internautas extranjeros utiliza sus exitosos canales de YouTube para defender ruidosamente a su nuevo hogar, China, de las \”conspiraciones\” y los \”prejuicios\” de los países y medios occidentales.
\”Me dirijo a la gente a la que le han lavado el cerebro\” con artículos negativos sobre China, asegura el colombiano Fernando Muñoz Bernal, responsable del canal \”FerMuBe\”.
Llegado al gigante asiático en el año 2000, este profesor de inglés en la ciudad de Dongguan (sur) cuenta con 30.000 abonados en YouTube y otros 18.000 en la plataforma china Bilibili, donde publica videos en inglés subtitulados al chino.
Como otros internautas extranjeros, Muñoz Bernal ataca a las oenegés, medios e investigadores extranjeros que acusan a Pekín de violar los derechos humanos en Xinjiang (noroeste), provincia de la minoría musulmana de los uigures.
Estos informes acusan a China de crear \”campos de internamiento\”, esterilizaciones y trabajos forzosos o incluso genocidio en esta región, largo tiempo escenario de ataques sangrientos de separatistas e islamistas uigures.
En un video en abril, acusó a los medios extranjeros de distorsionar la realidad de Xianjiang y atacó \”las mentiras y rumores escritos por los periodistas\”.
Los medios occidentales tratan de esconder los problemas en sus países \\\”creando enemigos de la nada\\\” en China, dijo el colombiano a AFP.
Por iniciativa propia
Él y otros youtubers niegan ser portavoces o estar pagados por el gobierno chino, y aseguran actuar por iniciativa propia para clarificar las concepciones erróneas de un país al que aman.
Sus trayectorias no suelen estar vinculadas a la actualidad y la política. En sus videos retratan su vida cotidiana con comentarios apasionados sobre China.
Muñoz, que habla algo de chino, dice estar motivado por miedo a un conflicto entre China y Occidente incitado por la \”campaña de desinformación\” contra Pekín.
\”Si hay una guerra, es mi vida que está en riesgo\”, dijo.
YouTube no es accesible en China sin un programa especial de VPN, pero los videos subtitulados de este colombiano en la plataforma local Bilibili reciben una calurosa respuesta de los internautas chinos e, incluso, de los medios estatales.
\”Cuando pueden, el sistema de propaganda trata de integrarlos en sus propios esfuerzos de propaganda\”, asegura a AFP Florian Schneider, director del Leiden Asia Centre.
Muñoz reconoce que él y otros youtubers aprovechan \”oportunidades para colaborar con los medios estatales\”, pero insiste que no es un propagandista del partido comunista.
En sus producciones aparecen rutas patrocinadas por la gubernamental China Radio International, en los que entrevista a otros youtubers y explora los proyectos de desarrollo rural.
En un video de 2019, define como \”terrorismo\” las protestas prodemocracia en Hong Kong y sugiere que Estados Unidos quiere provocar una guerra con China apoyando ese movimiento.
En sus mensajes, tanto en YouTube como en otras redes, también abundan referencias a teorías conspiranoicas sobre los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Dirigidos a creyentes
El colombiano no está solo. El británico Jason Lighfoot, con 173.000 suscriptores, también publica videos de este género en su canal.
\”¿Esto os parece opresión? Echad un vistazo a este bufé\”, decía durante una visita a un bar de la provincia de Ghuizhou.
Muchos de ellos, como el mismo Lighfoot, comenzaron sus andadura con videos apolíticos mostrando comida china o gente cantando en karaokes, pero en los últimos meses su contenido se ajusta mejor a la narrativa oficial.
A principios del año anterior, sin embargo, empezó a publicar frecuentemente sobre las \”mentiras\” occidentales sobre China, con exageradas parodias ficticias de los informativos de la BBC bautizadas \”BSB news\”.
Este internauta británico no respondió a la solicitud de entrevista de AFP. Otro célebre youtuber, Lee Barrett, con 300.000 suscriptores, rechazó la entrevista tras haber aceptado inicialmente.
Es difícil medir la influencia internacional de este pequeño ejército digital, puesto que muchos comentarios proceden de chinos agradecidos.
Schneider se pregunta sobre el público objetivo de los videos que \”difícilmente convencerán a alguien que no sea creyente\”.