Una parálisis legislativa es prácticamente lo que se está viviendo en el país. No hay un avance de los proyectos, ni mucho menos de la discusión ante la falta de convocatoria.
A la fecha, prácticamente la Comisión de Seguridad y Narcotráfico es la única activa, el resto puede hacer poco, lo cual genera críticas incluso entre los mismos legisladores.
Responsabilizan al Poder Ejecutivo, que es quien tiene a cargo definir la agenda durante estas sesiones extraordinarias, de no haber tomado el tema con seriedad y la principal preocupación es que dicho periodo se extenderá hasta el 31 de julio.
Esta semana, el trabajo ha sido casi que nulo, lo cual resulta incomprensible cuando se tienen tantas necesidades y no podemos dejar de preguntarnos: ¿En qué está pensando la clase política?
Los diputados reclaman que el Gobierno no les envía proyectos y esto hace que deban dedicarse a ver temas con menor importancia pudiendo ocuparse mejor.
La parálisis puede definirse como una pérdida de función o fuerza o la incapacidad para moverse. No es que los diputados no sesionen, es que simplemente no tienen cómo mover las iniciativas.
No importa quién presentó el proyecto, si es del oficialismo o de la oposición, el asunto es que, como sociedad, tenemos muchos temas durmiendo el sueño de los justos.
Para muestra un botón. Veamos la agenda legislativa de la última semana, así la cosa no camina, deberíamos ponernos serios y establecer un acuerdo por prioridades.
Esto incluso se ha visto reflejado en el Estado de la Nación, que destacó una inusual inactividad por parte del Gobierno en materia legislativa, y parece que este año vamos por el mismo camino.
La Asamblea Legislativa aprobó 98 leyes, la cuarta cifra más baja de los primeros 12 meses de gobierno de las últimas Administraciones y los plazos promedio para la aprobación de una iniciativa de ley aumentaron a 597 días.
Para este jueves hubo apenas tres comisiones legislativas. ¿Por qué no aprovechamos el tiempo en lugar de enfrascarnos en discusiones políticas sin sentido?
Ahora bien, los diputados también están en una posición muy cómoda, pues bien podrían buscar un acercamiento con el Ministerio de la Presidencia para proponer soluciones.
El barco tenemos que encauzarlo todos y si no vamos por la ruta correcta, hay que trabajar por llegar a buen puerto. No se vale tan solo cruzarse de brazos y señalar culpables.
No hace mucho tiempo circuló el rumor sobre cambios en Casa Presidencial y, aunque fue desmentido, ciertamente no es palpable un acercamiento entre Zapote y Cuesta de Moras.
Puede que el trabajo se esté haciendo en una labor de hormiga, pero dejamos claro que esto no se ve reflejado en la agenda legislativa. Ojalá todos nos pongamos a trabajar por el país, porque cuando menos esto es lo que espera el electorado.