La visita del presidente electo de Venezuela Edmundo González, su esposa doña Mercedes y su estimable comitiva fue una importante ocasión que demostró la fortaleza de nuestra institucionalidad y cultura democráticas.
Lo invitó y lo recibió el presidente Rodrigo Chaves con su canciller Arnoldo André en una emotiva ceremonia en Casa Presidencial. Se reunió con la Asamblea Legislativa que lo había también convidado con todos los votos salvo uno. Compartió con sus compatriotas. Acudió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y se reunió con su presidenta, la jueza Nancy Hernández. Y nos reunimos con don Edmundo y su delegación los expresidentes de tres partidos políticos diferentes y distintos al del Presidente de la República.
Don Edmundo ganó la elección del pasado 28 de junio apabullantemente. Se pudo constatar por la gran organización para dar seguimiento a los procesos electorales que la gran lideresa de América María Corina Machado viene estableciendo desde el año 2001. Obtuvo el 67,04% de los votos (7.443.584) en el 85,2% de las mesas que son de las que la oposición logró obtener las actas originales de los resultados. El dictador Maduro solo obtuvo el 30,49% de los votos (3.385.155). La diferencia es mucho mayor al total de los votos de las mesas de cuyas actas no se dispuso.
Con don Antonio Ledezma he tenido repetidas ocasiones de compartir y también con su señora esposa. Es abogado y político muy distinguido y un verdadero defensor de la libertad y la democracia. Ha sufrido la cruel persecución de Maduro. Escapó después de 1.002 días de detención.
A la esposa de Antonio, Mitzi, la conocí en diciembre de 2015 cuando fui a Venezuela como observador de IDEA para acompañar a la oposición en las elecciones de la Asamblea Nacional.
Desde aquella ocasión quedé impresionado por el valor, la inteligencia y la entrega política a la causa de la democracia de extraordinarias mujeres venezolanas. Pude compartir y admirar a María Corina Machado y aquilatar su valentía y amor por sus compatriotas. También pude comprobar la valiente lucha de Lilian Tintori y Antonieta Machado por la libertad de su esposo y de su hijo Leopoldo López. Ellas y muchas más han arriesgado su vida y su libertad por la democracia y la justicia en Venezuela.
Con esta visita tuve la oportunidad de volver a valorar esa ejemplar y valiente actitud de la mujer venezolana en Mitzy, en doña Mercedes de González y en la embajadora Isadora Zubillaga.
La visita del presidente electo Edmundo González demostró la solidaridad de nuestra nación y sus más diversas expresiones políticas con la causa de la democracia, el Estado de derecho y la libertad de Venezuela.
Esa visita también nos sirve para poner las barbas en remojo.
La democracia es frágil. El Estado de derecho es vulnerable. La libertad exige constante defensa.
Proteger y perfeccionar la democracia liberal para que garantice la libertad y la justicia es demandante y exige esfuerzo y sabiduría frente a quienes quieren concentrar el poder.
Tradicionalmente fueron golpes militares los mecanismos usados para derrocar la democracia.
Ahora el peligro nace de quienes ganan elecciones y engañan a los ciudadanos para debilitar gradualmente al Estado de derecho y el sistema electoral y concentrar el poder con promesas falsas de grandes progresos.
Recuperar la democracia y el Estado de derecho cuando por ceguera, por ambición, o por inmediatismo los dejamos perder es mucho más difícil, doloroso y toma mucho tiempo.
Veamos el dolor de las y los venezolanos y colaboremos para que recuperen su democracia.
Pero también actuemos siempre para defender y perfeccionar nuestra democracia y el Estado de derecho para poder vivir con la dignidad que corresponde a todos y a cada costarricense.
No permitamos su gradual deterioro ni la concentración de poder que limita las garantías constitucionales.
Lo que se pone en juego es nuestra libertad, la paz y la justicia, y se abren las puertas al empobrecimiento y la pérdida de la patria.