Han trascendido en el país investigaciones realizadas en aguas residuales en plantas de tratamiento de Suecia, Países Bajos y Estados Unidos de América hechas, las cuales sostienen que es posible rastrear enfermedades infecciosas como el Covid-19, causada por el virus SARS-CoV-2, excretadas en heces y orina.
Por ejemplo, el Instituto de Investigación del Agua KWR en Nieukwegein, Países Bajos, afirma que “El monitoreo de esta agua podría proporcionar mejores estimaciones de cuán extendido está el coronavirus que las pruebas, porque la vigilancia de las aguas residuales puede detectar la cantidad de personas que no han sido analizadas o que solo tienen síntomas leves o son asintomáticas”.
Por otro lado, científicos de los países señalados aseveran que “este método también podría usarse para detectar en un futuro un nuevo brote de coronavirus de una forma temprana y así poder aplicar medidas de contención antes que el virus se expanda más”, y que con una muestra representativa de lo que la población está excretando, y además averiguando cuánto ARN (ácido ribonucleico) se deposita en esos desechos humanos, “se puede extrapolar el número de personas infectadas en una población a partir de las concentraciones de ARN viral en las muestras de aguas residuales”.
Esto se torna fundamental hacerlo porque, una vez finalizada la cuarentena, se puede saber si el virus aún permanece en el ambiente ciudadano, por lo que permitiría ejercer los controles preventivos interviniendo oportunamente.
Lo dicho es sumamente importante porque configura un sistema de alerta para que se tomen las previsiones sanitarias antes que aparezca el brote o este recrudezca pasado el confinamiento.
Dan cuenta los científicos del Instituto de Investigación del Agua KWR mencionado que “detectaron material genético del coronavirus en una planta de tratamiento de aguas residuales en Amersfoort el 5 de marzo, antes de que se reportaran casos en la ciudad”, aclarando que “Eso podría complementar la actual supervisión clínica, que se limita a los pacientes con Covid-19 que presentan síntomas más graves”, y recalcan esos investigadores que “La vigilancia de las aguas residuales también podría servir como alerta temprana de la aparición y resurgimiento del Covid-19 en ciudades”.
Para remarcar concretamente este gran beneficio, en Suiza, en el Instituto Federal de Tecnología en Lausana, han dicho que “los estudios realizados también han demostrado que el SARS-CoV-2 puede aparecer en las heces dentro de los tres días posteriores a la infección, que es mucho antes del tiempo que tardan las personas en desarrollar síntomas lo suficientemente graves como para buscar atención hospitalaria y obtener un diagnóstico oficial”.
Con ese telón de fondo, y tomando en cuenta que AyA tiene una planta de tratamiento de aguas residuales llamada Los Tajos, en la Uruca, la cual recibe y procesa las aguas impuras de gran parte de la Gran Área Metropolitana, la información consignada de lo que han hecho los países aludidos debería ser una invitación inobjetable para que esa institución (por lo demás rectora en el manejo de las aguas residuales), en conjunto con el Ministerio de Salud (como rector de la salud pública que es, que está liderando los titánicos y reconocidos esfuerzos sanitarios para contener la pandemia) y otros actores locales que se puedan sumar (como universidades estatales y laboratorios privados) hagan las investigaciones pertinentes lo más pronto posible, ya que sería una fuente de información valiosísima para la toma de decisiones urgentes en función de la salud colectiva y de la economía nacional.
Sin embargo, dado que AyA no tiene plantas de tratamiento en todo el país podría recoger muestras de las redes de alcantarillado de localidades, en particular de los sitios que todavía no tienen casos positivos del Covid-19, quizás porque hay personas asintomáticas, para estudiar si en esas aguas de descarte hay presencia del virus, lo cual permita construir estrategias urgentes de prevención y de atención inmediata de la población previo a que se manifieste físicamente la enfermedad.
Tienen la palabra AyA y el Ministerio de Salud.
*Politólogo