Este viernes el Banco Central de Costa Rica (BCCR) confirmó lo que organismos económicos internacionales habían previsto para nuestro país.
Lamentablemente 2020 será recordado como un año en rojo. Se prevé que la producción económica caerá un 3,6%.
Ese número se aleja de las proyecciones dadas a conocer en enero, cuando los embates del nuevo coronavirus en nuestra región aún no eran tan fuertes como en estos momentos.
En ese entonces se proyectaba una continua y gradual recuperación económica, con una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) real de un 2,5% en 2020 y un 3,0% en 2021.
Ahora se espera “la mayor caída desde inicios de los ochenta”, relacionada principalmente con la caída en las exportaciones y el turismo.
El choque para la economía es tan fuerte que no se veía a nivel mundial desde el aterrador 1929, cuando se vivió el Jueves Negro, que tuvo lugar el 24 de octubre de 1929, día en que dio comienzo la caída en la Bolsa de Nueva York y con ella el crack del 29 y la Gran Depresión.
El desplome de la Bolsa de Nueva York o el Jueves Negro produjo una situación de verdadero pánico, que provocó la posterior crisis bancaria en Estados Unidos, afectando al resto del globo.
Guardando las distancias y las causas, esta pandemia provoca un escenario similar. El desempleo está a la vuelta de la esquina y la gente no tiene dinero para gastar o lo poco con que cuenta lo guarda porque no sabe qué pasará.
Eso provocará, según el Central, que el consumo de los hogares costarricenses caiga como nunca antes visto en 38 años.
Las proyecciones reflejan lo que ya se venía augurando.
Antes de que las restricciones empezaran se previa que la demanda agregada global también resultaría afectada por la alta volatilidad en los mercados financieros internacionales.
Así los organismos financieros internacionales están revisando a la baja sus proyecciones de crecimiento para la economía global en 2020.
Además se temía que la economía costarricense, que tiene un alto grado de integración comercial y financiera con la internacional, se viera expuesta a los efectos económicos globales del coronavirus.
Este panorama solo nos deja algo claro: es urgente que de una vez por todas el gobierno haga algo por la ansiada y esperada reactivación económica.
Deben acabarse los discursos políticos vacíos de esta administración y hacerse realmente algo para mejorar no solo el clima de negocios de las empresas locales, sino también mejorar la atracción extranjera directa.
Será urgente paliar de verdad el desempleo y la pobreza, mejorar las utilidades de las empresas y con ello la contribución al Estado.
Todo es un engranaje que necesita ahora más que nunca la colaboración real de un equipo económico concentrado, capaz y enfocado.
Esperemos que este 4 de mayo el presidente Carlos Alvarado Quesada no salga con una serie de instrucciones a sus ministros que luego ninguno cumple y de verdad haga algo por sacar adelante a este país y su economía.
Esos niños y niñas que tienen hambre, esos adultos mayores con pensiones miserables y esos jóvenes ilusionados, pero sin trabajo, se lo agradecerán.