El año 2017 fue uno de los más complicados para Esmeralda Alfaro, ya que perdió su trabajo, experimentó la muerte de familiares cercanos y recibió el diagnóstico positivo de cáncer de mama.
No obstante, se apoyó en sus hijos y su fe para salir adelante.
Hoy da su testimonio de una enfermedad que la hizo aprender a disfrutar más cada instante de su vida.
“En ese momento a uno se le viene abajo el mundo. Creo que es como dicen por ahí: ver la vida de uno como una película que pasa a través de sus ojos. Mis dos hijos estaban más pequeñitos y me agarré de ellos y Dios. Luego mi familia me dio su apoyo y todo fue una cadena de amor que yo dije: ‘no, aquí hay que seguir’, y lo hice”, contó.
Incluso después de un tiempo aprendió a reírse de sí misma, por ejemplo, cuando perdió el cabello a causa del tratamiento bromeaba con sus hijos.
“Tuve humor negro. Decía que si cocinaba algo iban a poder comer tranquilos porque no les iban a salir pelos en la comida. Creo que el positivismo fue muy importante para tener la actitud necesaria de no cansarse, a pesar de que todo se veía gris”, dijo.
Asimismo, compartió que la quimioterapia le funcionó no solo para sanar su cuerpo, sino que también en cada cita sentía que su mente se despejaba de todo lo que acarreaba.
Después comprendió que no era necesario un diagnóstico de cáncer para empezar a disfrutar de lo que la rodea, para valorar mejor el estar viva y tener la compañía de sus hijos.
Por eso recuerda a las personas que cada momento debe ser aprovechado al máximo, porque en cualquier segundo algo puede ocurrir que cambie la existencia.