El título del presente tema en comentario se refiere a una canción que, en todos los templos católicos del mundo, se canta especialmente del domingo 3 de diciembre hasta el próximo domingo 24 del mismo mes.
“Ven, ven, Señor, no tardes. Ven, ven que te esperamos. Ven, ven, Señor, no tardes, ven pronto, Señor”. Así inicia esta canción, con nuestras voces se convierte en un clamor en medio de las oscuridades que se presentan en nuestra sociedad, para que la venida de Jesús pueda iluminar y guiar los corazones de las personas. Esta canción muy conocida es como un grito que los creyentes y personas de buena voluntad debemos llevar a nuestra Costa Rica, para poner un freno a las corrientes e ideologías que quieren privarnos del derecho a la vida, aprobando leyes para el aborto. Ver de Diario Extra, de fecha 15 de febrero 2014, en redacción de su servidor Gómez Reina: “El aborto cierra para siempre los ojos de la vida”.
El canto en referencia muestra la esperanza que hemos de tener para motivarnos y prepararnos en recibir con alegría y gozo en nuestros corazones, el nacimiento del Niñito Dios. Para ello, nuestra Santa Madre Iglesia, durante el período indicado en el primer párrafo, se celebra el tiempo conocido como Adviento. Esto es un tiempo de esperanza y alegría. Adviento viene del latín y significa “venida”; es la venida de nuestro Señor Jesucristo que nos trae la salvación y con Él la vida eterna.
Monseñor José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano de San José, en la edición de Diario Extra de fecha 28 de noviembre 2022, en el Periódico del Pueblo, de Asesoría Legal Gratuita y de la Palabra de Dios, escribió: “El Adviento, acogido con fe y vivido en el amor, es un tiempo marcado por la esperanza, un caminar al encuentro de Aquel que nos trae la permanente novedad de vida”. Agrega Monseñor Quirós y se refiere al Papa Benedicto XVI, relacionado con este tema: “Dios viene. No ayer, no mañana, sino hoy, ahora. Él nos ofrece una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente”. Durante el tiempo de Adviento, se bendice una corona conocida como guirnalda. Contiene 4 candelas, 3 moradas y una rosada. El morado significa arrepentimiento y penitencia; el rosado significa que Jesús está muy cerca, por eso se enciende una semana antes de la Navidad. Sus luces recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo.
El color verde de la guirnalda significa la vida y la esperanza. El encender las 4 candelas, semana tras semana, debe significar que el odio se apague para dar paso al amor y recibir la Luz de la Navidad.
Isaías, conocido como el profeta de la esperanza, en el capítulo 60, versículo 1, dice: “Levántate, resplandece y brilla, porque ha llegado tu luz y la Gloria del Señor tu Dios, amaneció sobre ti”.
El evangelista Juan, uno de los apóstoles escogidos por Jesús, en el capítulo 8, versículo 12, transcribe textualmente, las siguientes palabras pronunciadas por Nuestro Señor Jesucristo: “Jesús les habló de nuevo diciendo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida”. Así, todos estamos llamados a ser luz para el mundo.
Démosle gracias a la ternura maternal de la Virgen María, porque aceptó ser la madre del Salvador del Mundo, y, como ella misma lo manifestó en el Evangelio según San Lucas 1, 48: “Dichosa y feliz me llamarán todas las generaciones”.
OREMOS: Ven pronto, Señor Jesús, no tardes más, para que, quienes confiamos en tu amor, nos reanimemos con las consolaciones de tu venida. Ven pronto, Señor Jesús, sol que nace de lo alto a calentar con el fuego de tu amor a esta humanidad congelada por el frío de la indiferencia y el desamor. Bendice, mi Jesús, muy especialmente a todo el Grupo Extra por contribuir con la salvación de almas para la vida eterna, al publicar estos comentarios, que nunca le falte nada a este periódico y continúe en medio de nosotros, al igual que Jesús, hasta el fin del mundo… Amén.
Paz y bien. ¡Les deseo Feliz Navidad y año nuevo!
*Servidor de apostolado en la Iglesia