Luis González, vecino de El Coco, del distrito de la Guácima en el cantón central de Alajuela, tiene 12 años de abastecer su hogar de agua por medio de camiones cisterna.
Esta es la misma situación que enfrentan el resto de los habitantes de la localidad, pues el suministro, con suerte, se extiende entre las 11:00 p.m. y 4:00 a.m., es decir que el resto del día pasan sin el líquido y a veces no les llega ni una gota.
La Asociación de Desarrollo de El Coco se reunió con Diario Extra para exponer la situación que los ha aquejado durante más de una década.
Los residentes aseguran que el problema no radica en la ausencia de agua en tuberías, sino en su desvío, pues de acuerdo con la respuesta del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), el bombeo del punto de abastecimiento más cercano no es lo suficientemente fuerte como para alcanzar la zona.
Como resultado, los locales recurrieron a instalar sus propios tanques para reservas, todo costeado de sus propios bolsillos.
Aunque la situación de los lugareños no cambia, la Municipalidad de Alajuela y el AyA se lanzan cada uno la responsabilidad.
Y mientras la mayoría de las horas del día los vecinos de El Coco pasan a secas, mes a mes se ven obligados a pagar la factura de entre ¢16.000 y ¢20.000.
Los adultos mayores y niños son los más afectados. Los primeros deben caminar diariamente largas distancias para llevar botellas de las cisternas a sus hogares y a los más pequeños les cancelan sus lecciones en la Escuela León Cortés Castro cada vez con más frecuencia debido al desabastecimiento.
¿Quién resolverá?
Este medio consultó al alcalde del cantón central de Alajuela, Roberto Thompson, la razón por la cual no dan una respuesta efectiva a esta comunidad, pero refirió a la unidad técnica del acueducto municipal.
“La ubicación indica que el sector señalado no es servido por la Municipalidad de Alajuela sino por Acueductos. Por lo tanto, es esa entidad quien podría colaborarle en su gestión”, respondió dicha dependencia.
Por su parte, Juan Manuel Quesada, presidente del AyA, declaró que la problemática se debe a que la infraestructura tiene más de 30 años de antigüedad y no se ha invertido en ella, de modo que el funcionamiento no resulta adecuado.
“Estamos desarrollando una iniciativa en el sector que empezará el 17 de febrero e incluirá la sustitución de más de tres kilómetros de tuberías. Se espera que estos trabajos duren aproximadamente cinco meses y representen una inversión adicional de ¢550 millones”, constató.
Y mencionó que trabajan en un megaproyecto llamado Mejoras al Pasito 2, que incluye la perforación y equipamiento de tres fosos, la construcción de un tanque de almacenamiento de 2.500 metros cúbicos y mejoras en redes por más de 13 kilómetros.
“En otras palabras, se realizará la sustitución completa de la tubería existente, con una inversión superior a los ¢2.500 millones”, acotó.
Según el jerarca, la obra ya fue adjudicada y actualmente se encuentra en la etapa de aprobación de los contratos ante la Contraloría General de la República (CGR).
“Hay agua para todos, menos nosotros”
Mientras en El Coco tratan de aprovechar cada gota, los modernos condominios de los alrededores, como Villanea y Villas del Río, tienen a su total disposición el recurso gracias a los pozos que les niegan a estos alajuelenses.
Por otro lado, una empresa transnacional cercana al lugar obtuvo el permiso para que otra perforación, que funciona actualmente con un 25% de su capacidad, abastezca sus operaciones con el 100%.
“Hay agua para todos por aquí, menos para nosotros”, manifestaron con frustración los miembros de la Asociación de Desarrollo.
Ahora bien, los resultados de un estudio realizado por la empresa Hidromaq S. A. en junio de 2016 indicó que otro de los depósitos hídricos cercanos, propiedad de la Dirección General de Aviación Civil, estaba “en capacidad de rendir un caudal superior a los de 100 litros/segundo”. Esto solucionaría la carencia del recurso, sin embargo, la opción no se concretó.
En una reunión de enero del año pasado, un asesor de una entidad estatal recomendó a una residente buscar apoyo en una asada de San Rafael de Alajuela, la cual, según le comentaron, tenía capacidad para abastecer la zona.
Al acudir a la administración, le confirmaron la existencia de siete pozos disponibles, pero, al gestionar la autorización con las autoridades de Acueductos, la respuesta fue negativa.
Según adujo la vecina que le dijeron los funcionarios, el barrio “no contará con abastecimiento de agua en al menos 20 años”.

Rodrigo Cambronero
Presidente de la Asociación de Desarrollo
“En el AyA nos dijeron que ‘estábamos montados en agua’, pero nos dejaron claro que no la tendríamos”.

Alejandra González
Vecina
“Seguimos pagando por un servicio que nunca llega”.

Carmen Delgado
Vecina
“Nos mostraron un mapa y nos explicaron que, según sus planes, no tendríamos el servicio en al menos 20 años”.