Nuevamente surge la carencia de claridad para los consumidores en relación con el tema del ajuste en tarifas de electricidad, lo que produce una completa falta de seguridad jurídica.
Las empresas necesitan conocer información certera para la toma de decisiones, sin embargo, de nuevo aparecen las dudas ante la contraposición de lo que señalan desde el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep).
¿A quién le creemos? El anuncio del alza tarifaria ya encendió nuevamente las alertas en el sector privado para bien o para mal, ante los datos que circulan de dos fuentes oficiales.
Aquí estamos hablando de instituciones públicas, que bien deberían tener algo de coordinación en cuanto al mensaje que transmitirán a la ciudadanía.
Una comunicación mal dicha podría implicar que las empresas supongan despidos para hacer frente al eventual alza en el costo de la electricidad, o una variación en sus proyectos e inversión futura.
Todo esto tiene un efecto sobre el gasto, y lo mismo ocurre para los hogares, así como para los pequeños negocios, de modo que pareciera que nuevamente vuelven a jugar con los clientes del servicio eléctrico.
No se vale. Todos los abonados deberían exigir que se aclare quién tiene la razón, porque es evidente que alguna de las partes podría contar con datos erróneos.
Sería lamentable que ahora nos vengan a decir que subirá el precio de la luz luego de que se había manifestado que esto no sería así pese al uso de las plantas térmicas.
Esto parece un juego para con el usuario, porque los números y los cálculos ya deberían estar hechos. Es inadecuada la idea que estamos lanzando a nivel país.
No tenemos dudas de que hoy más de uno se pregunta: ¿A quién le hago caso a la Aresep o al ICE? Basta con que veamos las críticas a través de las redes sociales.
Señores, pónganse de acuerdo. Ya el Instituto dijo que no habrá ajuste, y lo que esperamos entonces es que pueda mantener ese compromiso para no hacer a los consumidores e inversionistas incurrir en un gasto adicional.
En términos ambientales, el recurrir a la generación térmica no es lo mejor, pero quedó claro que no podemos correr sin caminar y que el tema del clima está haciendo de las suyas, de modo que este es el momento de hablar a la población con las cartas arriba.