“Los reportes se redujeron pero debe tomarse en cuenta que, como las personas agresoras estaban dentro de las viviendas, el factor miedo estuvo a su favor para que las agredidas no interpusieran denuncias al respecto”.
El Informe Estado de la Nación 2021 abordó una temática que es muy conocida en Costa Rica, pero de la que realmente muy pocos reflexionan, como lo es la violencia doméstica.
De acuerdo con el estudio, se dio una disminución en los reportes al Sistema de Emergencias del 9-1-1, dicha variación a la baja encendió las alarmas sobre una invisibilización de la violencia doméstica en Costa Rica.
En cuanto a los casos de violencia contra la niñez, rondaron un pico mensual entre 3.500 y 5.000, siendo febrero, marzo y diciembre los periodos con más eventos.
En el caso de la violencia intrafamiliar, los registros estuvieron entre los 8.000 y 11.000 mensuales, siendo los meses de enero, febrero y diciembre los de mayor incidencia; mientras tanto, para la violencia del entorno comunitario, el promedio oscila entre los 10.000 y los 14.000 casos mensuales.
La ausencia de una política contra la atención de la violencia doméstica hace que entidades como el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) deban reflexionar sobre lo que realmente está pasando en nuestros hogares costarricenses.
El problema con la llegada de la pandemia del Covid-19 fue que, al clausurar lecciones en escuelas y colegios, a muchas de las señales de alerta que percibían los docentes se les perdió el rastro.
Pérdidas de empleos, suspensiones de jornada y el confinamiento como tal fueron factores que se confabularon para que las personas sintieran una presión mucho mayor y que a la fecha quede en evidencia que el tema de la salud mental no recibió el abordaje más adecuado para el bienestar de los costarricenses.
Los reportes se redujeron pero debe tomarse en cuenta que, como las personas agresoras estaban dentro de las viviendas, el factor miedo estuvo a su favor para que las agredidas no interpusieran denuncias al respecto.
Asimismo, los vecinos a veces se convierten en cómplices con el silencio y cuando se da un asunto de consecuencias fatales son presas de los remordimientos por la falta de una atención oportuna.
También sale a relucir que ahorita se avecinan la época navideña y las finales del campeonato nacional, en las que normalmente se disparan los casos de agresión y violencia doméstica, haciendo que la situación se torne cada vez más crítica, pues las mujeres y los niños son las mayores víctimas del asunto.
El estatus social y regional también es parte del asunto cuando se consideran los distritos con mayores índices de violencia, entre ellos Pavas, que concentró la mayor cantidad de reportes, luego Alajuela, San Francisco de Heredia y, por último, Limón centro.
En otras palabras, el estudio mostró que son 32 distritos de la Gran Área Metropolitana los que enfrentan mayor cantidad de violencia en los hogares, entre ellos, Pavas, Hatillo, San Sebastián, Merced, San Rafael Abajo y Concepción.
Además, el informe muestra que para el 2020 se mantuvieron los patrones temporales de reportes de violencia en los hogares observados en los años anteriores. Es decir, las noches de fin de semana y los días festivos fueron los momentos con mayores índices de violencia.
Este es un llamado a la Fuerza Pública, al PANI, al Inamu, a las municipalidades y a las autoridades del Ejecutivo para que implementen una verdadera política de atención integral para evitar que estos indicadores suban sin que se les presenten soluciones oportunas de acuerdo con las circunstancias particulares que vive el país y todo el planeta.