Así como se necesita una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para salvar a los infectados del coronavirus, de la misma forma necesitamos meter en una UCI la economía y a la relación del Estado Costarricense con los productores privados, especialmente los pequeños y medianos agricultores, industriales, comerciantes y emprendedores en el sector de servicios y las cooperativas.
El FMI y el Banco Central prevén un desplome entre el 3,5 y el 4% de nuestra economía este 2020. Eso es un desastre nacional. Pero más desastre fue el desplome del 7,5 al 8% de la economía nacional a fines del Gobierno de Rodrigo Carazo e inicios del Gobierno de Luis Alberto Monge, y ese dato lo traigo a colación por una razón a mi juicio contundente: porque los enfoques de política económica que se aplicaron en 1982 son distintos a los actuales.
Claro que entonces no había coronavirus, pero tampoco había un dólar de divisas en el Banco Central cuando Carlos Manuel Castillo recibió esa institución y a mí eso no me lo ha contado nadie. Estaba ahí como ministro de la Presidencia y soy testigo de cómo una transferencia de $50 millones del gobierno de México hizo posible que aquel gobierno social democrático arrancara el 8 de mayo de 1982 y cómo aquel equipo desarrollista y keynesiano enfrentó aquella crisis y el más grande desplome histórico de nuestra economía. No del 3,5% o 4% como ahora, sino del 7,5 al 8% del PIB.
Por ello, a mí no me impresionan para nada las propuestas de los neoliberales del equipo económico de este Gobierno PAC y el respaldo que reciben de grandes poderes económicos y mediáticos. Tengo profunda desconfianza de esas tesis y creo que están dominadas por una obsesión fiscalista y por un conservadurismo de academia que nos llevará un previsible colapso y no solo de naturaleza social en el frente fundamental del desempleo, sino también en la base misma de nuestra actividad productiva privada que está afincada en la mediana y pequeña empresa y en el cooperativismo. No en las grandes corporaciones y en el sector financiero y bancario que ahora se defienden.
De esta crisis solo salimos bien si en esa UCI en que debemos meter a la economía nacional aplicamos medidas imaginativas, heterodoxas y desarrollistas, poniendo al Estado al servicio de los pequeños y medianos productores privados y si todos nosotros, como consumidores y con mucho patriotismo, nos dedicamos a “comprar y usar lo que Costa Rica produce”, como fue el lema de la Cámara de Industrias en aquella otra gravísima crisis.
Las propuestas neoliberales de proteger al sector financiero y sus bancos, las garroteras y las grandes corporaciones transnacionales, son un atentado contra nuestro Estado Social de Derecho, las cooperativas y los medianos y pequeños empresarios privados.
Ahí les dejo esa herejía de un abogado periodista con ínfulas de haber leído mucho de economía.
…¿Y usted qué opina?