El más grande enemigo de la sociedad costarricense, en este momento, son las mafias del narcotráfico y el crimen organizado que han penetrado las estructuras económicas, sociales y hasta políticas de nuestro país. Estamos ante un delito y una poderosa ofensiva transnacional y nacional.
No lo entendió así, al principio, la Administración del presidente Rodrigo Chaves que nunca tuvo un PLAN NACIONAL para enfrentar esta realidad. Los hechos comprobados, el número de muertos por sicariato, la violencia criminal de estas bandas desatadas en todo el territorio nacional y la transformación de Costa Rica en el principal exportador de droga hacia los Estados Unidos y Europa prendieron todas las alarmas rojas y, finalmente, el Poder Ejecutivo y el país han entrando en razón sobre la extrema gravedad de lo que, desde hace varios años, sucede en nuestra Costa Rica.
La situación explotó recientemente con el asesinato de un heroico agente del OIJ y el hecho, probado, de que estas mafias le perdieron el miedo a la institucionalidad y la legalidad costarricense. El Poder Ejecutivo, sin embargo, sigue viendo solo la viga en el ojo ajeno y no en el propio, culpando a los otros Poderes del Estado y no asumiendo su propia e indeclinable responsabilidad, en los preventivo y en lo represivo, para dirigir y liderar, como es su obligación, la lucha contra el narcotráfico y la criminalidad organizada en Costa Rica.
No se trata solo de acciones parciales e insuficientes. Un tema de esta magnitud y complejidad NO se puede resolver sin un análisis a fondo y objetivo de sus CAUSAS y sin un conjunto de acciones integrales, efectivas, paralelas y articuladas entre los tres Poderes del Estado para atacar de raíz esas CAUSAS y sus gravísimos EFECTOS y obtener así resultados concretos, medibles y evaluables en el corto, mediano y el largo plazo. El Estado es UNO y necesitamos con urgencia un PLAN NACIONAL en que todos los Poderes del Estado, respetando la división de Poderes, cumplan funcionalmente sus indeclinables responsabilidades, en las áreas propias de su competencia.
Si seguimos como una CASA DIVIDIDA y sin una articulación responsable y efectiva entre los tres Poderes del Estado y sin UNIR al país, perderemos esta batalla. También necesitamos cooperación internacional especializada. Este es el gran tema de fondo y la batalla no está todavía perdida para Costa Rica.
El ministro de Seguridad Pública, Mario Zamora, ha informado que presentará ese PLAN NACIONAL ante la Comisión de Seguridad y Narcotráfico el próximo 26 de octubre en la Asamblea Legislativa. Analicemos objetivamente y sin intereses político-partidarios las PROPUESTAS del Poder Ejecutivo y otras de los Diputados y unamos las acciones de los tres Poderes del Estado y de todo el país, con determinación y firmeza, para enfrentar y derrotar a estos mafiosos y criminales que quieren desestabilizar y acabar con Costa Rica.