Hace 40 años ocurrió el último evento con magnitud 7,2.
“La tierra se movía de un lado a otro. Íbamos para un baile en el antiguo Salón La Terraza y los cables eléctricos caían. La gente gritaba y corría. Fue horrible”, narra José Arauz Reyes, quien en ese entonces tenía 26 años.
Don José, así como muchos habitantes de la Península de Osa, en Puntarenas, vivieron segundos de terror aquella noche del sábado de 2 de abril de 1983, cuando un terremoto sacudió con fuerza la tierra con una magnitud de 7.2 grados Richter.
“Los postes de la electricidad y luz cayeron al suelo, la calle quedó con muchas grietas. Mucha gente corrió hasta la plaza de fútbol, asustada como si el mundo se terminaba”, agregó.
AMENAZA
LATENTE
A dos meses y medio para que se cumplan 41 años de aquel terremoto, cuyo epicentro fue Golfito, ¿por qué se estima que otro sismo de gran magnitud podría originarse dentro de poco en la Península de Osa?
Marino Protti, doctor en geofísica y uno de los sismólogos más reconocidos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), detalló que una enorme acumulación de energía desde 1983 es la explicación más sencilla para ilustrar la razón por la que se espera un sismo de más de 7 grados en la Península de Osa.
En pocas palabas, las placas de Cocos y Nazca se están metiendo dejado de la placa de Panamá y generando una enorme presión que se liberará de manera violenta.
“La placa Cocos, que es una placa oceánica, se está moviendo muy rápido y por miles y millones de años se ha venido introduciendo por debajo de todo Centroamérica en un proceso continuo.
Hay ciertas zonas entre la placa Cocos con la placa de Panamá, en el sur de país, que tienen una fricción muy fuerte y tienen la capacidad de acumular energía por mucho tiempo y esa energía debe liberarse. El deslizamiento es necesario”, explicó.
Según el experto, es un fenómeno similar al que provocó el sismo de Nicoya en 2012, pero con la diferencia de que en aquella oportunidad las placas que interactuaron eran Cocos y Caribe.
La zona sería propensa a temblores con magnitudes de 7,2 a 7,4 grados, los cuales, debido a la cantidad de energía acumulada, podrían generar daños severos ante la poca profundidad que los especialistas pronostican.
“Es una zona donde el acoplamiento es un muy fuerte, el deslizamiento acumulado potencialmente está listo para salir con un sismo grande. Solo falta llegar al momento de la ruptura y que se dé el evento”, agregó. Sectores como la Península de Osa, Punta Burica y la Fila Costeña mantienen una deformación intensa en la corteza terrestre que podría generar grandes sismos.
En cuanto a los daños, estos serían muy similares a los de 1983, por lo que es posible que las zonas afectadas por aquel socollón vuelvan a sufrir.
“Por el tamaño de la falla y la velocidad de convergencia y el nivel de acoplamiento estimamos que el terremoto que ocurrirá tendrá una magnitud en ese orden entre 7,2 y 7,4. Va a ser más pequeño que el de Nicoya, pero más superficial. Son sismos que ocurren a profundidades que van de 2 a 20 kilómetros, mientras que el de Nicoya ocurrió entre 20 y 30 kilómetros”, enfatizó.
SUELO
INESTABLE
Cantones como Golfito, Osa, Buenos Aires y Corredores están sobre suelos sedimentarios.
De acuerdo con Protti, en Nicoya (en el terremoto de 2012) ayudó que la roca emergió prácticamente hasta la superficie, pero en regiones como Río Claro, Laurel y Palmar hay terrenos menos fuertes, donde la respuesta no va a ser tan eficiente.
Otro efecto de un terremoto en la Zona Sur sería la activación de fallas locales, muchas de ellas todavía sin identificar.
“En la Zona Sur tenemos el Valle del Diquís, el Térraba, toda la zona del Golfo Dulce, los cuales son lugares que tienen una respuesta muy mala a sacudidas violentas y las estructuras que están sobre este tipo de suelo, como carreteras, puentes y edificaciones, fallan”, manifestó.
Dos ventajas actuales, en relación con el terremoto de abril de 1983 en Osa, consisten en que la gente está mejor preparada y que las construcciones se levantan siguiendo un código sísmico.
“Hay una preparación y una buena actitud. El Ministerio de Obras Públicas y Transportes está trabajando muy a fondo con todos los planteles para al momento del terremoto habilitar caminos.
Además la Comisión Nacional de Emergencias ha venido trabajando con los comités municipales y el Ministerio de Educación con una preparación en escuelas y colegios”, añadió.
Los terremotos anteriores en ese sector fueron el 20 de diciembre de 1904 con una magnitud de 7,7 grados y el 5 de diciembre de 1941 que registró 7,5 grados.
Cabe mencionar que el Ovsicori durante 2023 registró más de 13.000 sismos en todo el país.