Un mensaje esperanzador envía el primer vicepresidente electo, Stephan Brunner, a los sectores, entre estos los pequeños y medianos agricultores del país, que no tienen mayor acceso al llamado Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD).
En Diario Extra (21-03-2022), nos dijo que “en Costa Rica solo se presta a contragarantía. Si usted tiene algo con qué responder, le prestan y si no, no. Esa deficiencia la adquirió el SBD. Es similar a un banco comercial y en agricultura no se mete. Eso es un problema”.
Más claro no canta un gallo, diríamos en el campo. Deducimos por este recado de que habrá cambios en el mecanismo de canalizar el acceso a esos recursos y ojalá lo apliquen también algunos operadores institucionales de segundo piso no regulados, contagiados por “garantitis”.
Además de una garantía para mitigar el riesgo, señor Vicepresidente electo, la tramitología es otro de los filtros engorrosos con el que deben lidiar los agricultores y sectores prioritarios del SBD para alcanzar esos recursos.
Por experiencia propia, en un determinado banco ese calvario exige hasta 28 requisitos para confeccionar el expediente de acceso a un crédito con el SBD. Si el productor tiene paciencia pueda ser que lo logre y sino son formas de decirle de antemano: ¡No! al agricultor… un no camuflado entre los trámites.
En estas cuestiones financieras con el SBD nadie quiere majarse la manguera, porque mientras en el Sistema apuntan por un trato diferenciado, en la acera de los operadores financieros alegan, como me lo comentó un alto funcionario bancario y difícil de creerle: nadie les ha dicho cómo prestar esos dineros. Y así van los agricultores en una procesión silenciosa de trámites, mendigando créditos en los pasillos de las entidades, donde experimenté que no solo se tiran la pelota sino también “esconden” información “o dicen no saber” acerca de estos servicios.
Señor Vicepresidente electo, habrá que buscar otros métodos, que supongo usted los conoce. Si el proyecto es viable y rentable, échenle una mano crediticia y no se frenen las ganas de producir, dizque ante la falta de garantías. La estimación de la cosecha podría ser ese requisito, que tanto desean. Es un riesgo, pero se trata de riesgos, no de quitarle la tierra a un pequeño productor, que además de generar empleo en zona rural cultiva alimentos.
Viví el génesis de la ley del SBD, sus intenciones son buenas, sus funcionarios leales profesionales, empero hay piedras en el camino que no la dejan avanzar. Vicepresidente Brunner, usted sabe dónde y cómo desentrabar el nudo de la madeja para dar un mayor alcance a la función del Sistema.
Eliminemos, al menos, esa costumbre de pedir a los agricultores garantías en créditos del SBD. Estos al igual que los trabajadores de la Salud, nos mantuvieron alimentados en tiempos pandémicos, donde no existió el teletrabajo sino el cara a cara diaria, sin restricciones, con la parcela. A ellos los estómagos financieros de ciertos burócratas no les exigieron garantías para llevarles el alimento hasta su mesa.
En este nuevo gobierno es un aliciente saber por Brunner, que vienen cambios en el sector crediticio de desarrollo a favor de los pequeñas y medianas unidades productivas, interesadas con su esfuerzo en hacer a este país, el más feliz del mundo. A Costa Rica hay que reactivarla, no con obstáculos sino con agentes facilitadores. El mensaje del electo vicepresidente Brunner, más que de esperanza, sería de resurrección a partir del mediodía del próximo 8 de mayo del 2022, con la toma de posesión del presidente Rodrigo Chaves.