Desde hace muchos años, el país lucha contra la gran cantidad de femicidios que ocurren en el país y se ha intentado buscar la pomada canaria para frenarlos y así evitar que cientos de familias pasen por el doloroso momento de perder a un ser querido.
No podemos hacernos de la vista gorda, por lo menos cada uno de nosotros ha conocido de cerca la historia de alguna de estas mujeres que fueron víctimas de sus parejas, ya sea porque eran familiares, amigas cercanas o por lo menos conocidas.
Hemos pasado por líneas de llamadas, aplicaciones y ahora el nuevo intento serán unos aparatitos de GPS que tienen como intención frenar los femicidios y en verdad la iniciativa nos parece muy loable, pero debemos ponernos a pensar si en realidad será la solución gastar ¢588 millones para alquilar dichos dispositivos.
Con esta idea del Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) se intenta frenar las muertes de las féminas a manos de sus parejas o sus ex, pero entonces por qué no empezar por crear consciencia en la población sobre la importancia de denunciar, pues muchas personas escuchan en los barrios cómo alguna mujer es maltratada o golpeada por sus parejas, y como la cosa no es con ellos se hacen los locos.
Alguien se ha puesto a meditar en que, si hasta se pierden los reos con las tobilleras, ¿qué les hace pensar en que las posibles víctimas de un femicidio estarán a salvo por andar en alguna parte de su cuerpo o su ropa un dispositivo de localización?
A como se ve el cartel, vamos por el mismo camino: un contrato de un año, prorrogable a tres años más, pero nos preguntamos entonces, ¿será que, para esta iniciativa, sí se tendrá personas 24/7 monitoreando a las posibles víctimas, o que si el dichoso aparatito lanza una alerta sí habrá policía cerca para ir en su auxilio?
Porque si hacemos repaso de los hechos ocurridos en los últimos meses, nuestro país no tiene la capacidad operativa para dar abasto con estos proyectos, sino veamos el tema del monitoreo de los reos con beneficios, el de las cámaras de vigilancia que muchas veces no hay ni siquiera quién las vea y peor aún no tenemos la cantidad de policías necesarios para atender muchas de las emergencias que se dan en el país.
En definitiva nuestro país es de doble moral, porque si bien ocurren muchos femicidios, peor estamos en el área de los homicidios, pues el año pasado sobrepasamos con creces los números de años anteriores, pero entonces no podemos hablar de que solo hay una crisis por la muerte de las mujeres, nuestro país tiene un problema y muy serio con la matanza de seres humanos que en muchas ocasiones terminan siendo víctimas inocentes que iban pasando por el lugar equivocado.
Lo primero que se debe hacer como sociedad es enseñarles a los más pequeños el valor de la vida y que nadie, por ningún motivo, tiene derecho a arrebatarla.
Es urgente que, desde las casas, los centros educativos y todas las instituciones del entorno de los menores, se genere el enseñarles valores, que les dejen claro que todos valemos por igual, sin importar que tengamos un pene o una vagina.
Que nadie tiene derecho a importunar a otra persona con sus actitudes, gestos, palabras ni mucho menos con acciones, nadie tiene la potestad de hacer con el cuerpo de otra persona lo que le venga en gana. El respeto debe imperar ante todo.
Además, en nuestro país no hemos realizado suficiente concientización para hacerles entender a los hombres que las mujeres valen igual que ellos, que su vida es tan preciada como la de ellos y nadie tiene derecho a violentarla de ninguna manera.
Como país nos falta mucho por hacer, hace mucho tiempo dejamos de ser el pedacito de tierra del pura vida para convertirnos en un lugar donde no estamos seguros, porque el hampa ha ido ganando terrero y ya los cuerpos policiales no dan abasto en algunos sitios y en otros forman parte de las mismas organizaciones criminales, lo que como ciudadanos nos hace sentir en indefensión total.