Las frutas y verduras son alimentos que todos debemos incluir en nuestra dieta si queremos mantener una buena salud física y mental.
Estos son la mayor fuente de vitaminas, minerales y demás nutrientes esenciales que el cuerpo requiere para trabajar en óptimas condiciones.
Al momento de elegirlas se detalla el color, textura y frescura, además se procura estén en el mejor estado para que duren cierto tiempo antes de consumirlas.
Es fundamental tener en cuenta que el tiempo de maduración entre las frutas y verduras es diferente, por lo que hay que guardarlas por separado
Para conservar las frutas y verduras por más tiempo se recomienda: Lavar antes de almacenar, esto se debe a que muchos contienen restos de tierra o productos rociados que, con los días, perjudica su calidad, e impiden que se conserven bien.
Sin embargo, ciertos alimentos, por el contrario, tienen más vida útil cuando se almacenan sin lavar, es el caso de las fresas, champiñones y hierbas aromáticas.
Las canastas o recipientes de mimbre son un elemento perfecto para conservar frescas las frutas y los vegetales, este material está compuesto por fibras naturales que facilitan la transpiración de los alimentos, e impiden que se llenen de moho y bacterias.
Tanto las frutas como los vegetales tienen propiedades, características y procesos de maduración diferentes. Por este motivo es necesaria su separación al momento de optimizar la conservación.
Ponerlas en un mismo lugar puede acelerar su descomposición, sobre todo cuando se juntan con las que ya están muy maduras.
Algunas frutas emiten pequeñas cantidades de etileno cuando alcanzan cierto grado de maduración, lo cual disminuye la presencia de clorofila y nutrientes en las verduras.
Además, muchas emiten una mayor cantidad de gas, por lo que es más apropiado ponerlas solas en el sitio de almacenamiento, así en el caso de manzanas, peras, melones, aguacates, cebolla, ajo, tomates
El uso de bolsas transparentes con pequeños agujeros es un truco muy práctico para prolongar la vida útil de este tipo de alimentos.
Este material no solo impide que se mezclen entre sí, sino que, además, evita la proliferación de moho y microorganismos dañinos.
La revisión de los productos antes y durante el almacenamiento es clave para evitar que se dañen mucho antes de lo debido.
Si bien está claro que las bajas temperaturas alteran la textura y el sabor, es la mejor manera de prolongar su vida útil por algunas semanas, de este modo se pueden aprovechar en recetas como batidos, pasteles o mermeladas, entre otros.