El caso de “Piero Calandrelli” no es nuevo en la vida política nacional.
Si bien es cierto la utilización de troles presenta una evolución con el auge de las redes sociales, históricamente se han utilizado mecanismos para descalificar figuras políticas o en su defecto alabar a un gobierno.
Igualmente se han empleado distintas estructuras para posicionar mensajes de forma propagandística, lanzar ofensivas o generar campañas.
Los mecanismos son diversos: panfletos, banderas, chistes, máscaras, memes, música, vídeos y actualmente campañas en redes sociales.
De acuerdo con Francisco Barahona, catedrático en sociología y analista político, la evolución del troleo de los panfletos a las redes sociales tiene un factor común: mantener el control de las estructuras de poder.
“Es un problema que no es actual y que no es solo de Costa Rica. En Brasil Bolsonaro usó el troleo recurrentemente para desprestigiar a Lula. ¡Ni qué decir Donald Trump!
En el pasado las campañas de desprestigio y deslegitimización fueron usadas por los nazis en contra de distintos grupos. En Nicaragua se usa recurrentemente para controlar el poder.
Acá, en Costa Rica, Carlos Alvarado montó una oficina de espionaje y recopilación de datos que en su momento se dijo eran troles.
El fenómeno del troleo no es nada nuevo y va a seguir en evolución constante a través de la tecnología. Es una intoxicación de cualquier capacidad de control ético”, dijo.
“Este fenómeno va ligado a los intereses sin ética. Se utilizan instrumentos para desprestigiar y mantener el poder. Los que se prestan a ese tipo de prácticas son gente sin vergüenza y sin ética. La tecnología no tiene la culpa de lo que haga el ser humano.
Los que aplican esa dinámica de ofender escondiendo la mano y siendo pagados de forma corrupta no cuentan con ética. Ese tipo de fenómenos nos da una radiografía negativa de la realidad de las estructuras de poder”, añadió.
Por su parte, el historiador Vladimir de la Cruz se refirió a casos de políticos que fueron descalificados por medio de grupos que, si bien es cierto no podían ser calificados como troles, tenían un mismo fin: provocar o alterar la realidad, desacreditar, ofender, confundir y generar caos.
“A partir del 2010 se disparan los troles en internet por la aparición de internet y redes sociales. Antiguamente lo que se intentaba era bajarles el piso a los candidatos.
Se hacían chistes denigrantes contra figuras políticas, ofensas haciendo ver que algún aspirante a un puesto era un ignorante.
Eso le pasó a Francisco Orlich y su ministro Mario Quirós Sasso. A ellos les sacaron más de 500 chistes desacreditándolos. Quizás no se le puede llamar troleo, pero el fin era ensuciarlos. Demeritaban detrás del anonimato”, detalló
“A otros políticos se les empezó a desacreditar de otras formas: a Luis Alberto Monge con temas de licor, a Daniel Oduber con las mujeres, a Rafael Ángel Calderón le bajaban el piso por inexperiencia, aunque era muy inteligente.
Eran chismes, panfletos, el rumor boca a boca. Son formas previas a lo que hoy se llama troleo y se concentra en las redes sociales. Se ha evolucionado en esta materia”, agregó.