La posibilidad de que Costa Rica ingrese en un tratado pandémico levantó las alertas de diferentes grupos en el país, por lo que podría implicar en el manejo de una eventual crisis.
Si bien se dice que no supone perder la soberanía, terminaríamos haciendo lo que se establezca en el acuerdo del que podríamos participar como firmantes.
Ya con una pandemia superada, tenemos cierta claridad de que hay una línea muy delicada entre las decisiones que se tomen a nivel de salud y que de igual modo pueden impactar en la economía.
Y la forma en que cada país decida manejar una situación como esta es muy particular. En caso de que se llegue a finiquitar un documento debería ser de conocimiento y acceso público.
¿Cuál es la garantía de que únicamente sirva para desmonopolizar la información privilegiada? Creemos que este es un tema que debe verse con sumo cuidado.
Y habría que valorar si esto finalmente terminará siendo voluntario o una imposición. Ha faltado una mejor comunicación de parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Nos parece que lleva la razón la ministra de Salud, Mary Munive, en cuanto a que es necesario tener respuestas cuanto antes en lugar de estar extendiendo la negociación.
Un gobierno debe tener claridad sobre lo que es posible adoptar con respecto a un tema tan sensible como este y a partir de ahí defender su posición.
Hasta ahora se dice que este acuerdo pandémico sería sinónimo de “salvar la humanidad”, pero hasta qué punto estaríamos perdiendo poder para la toma de decisiones.
Ya vimos lo complejo que se vuelve el manejo con base en la experiencia de la Covid-19, de modo que sería todavía más complicado si tuviéramos que apegarnos a lo que se dicte en otros escenarios.
Debemos ser consecuentes y actuar acorde con lo que consideramos debe ser el manejo de un problema de salud pública tan grave como lo puede ser una pandemia.
¿Será realmente tal y como lo promueven o cuál es la letra menuda que no estamos viendo? La transparencia es la mejor forma en que puede crearse confianza entre la población.
Aquí el tema es que al final la población es la última en saber qué contienen realmente este tipo de negociaciones y es hasta que llega la enfermedad que caemos en cuenta.
Es cierto que hay mucha desinformación. Algunos hablan de lineamientos comunes para el cierre de fronteras, lo que implicaría la suspensión de vuelos y otros de que más bien es contar con datos privilegiados para hacer un mejor manejo.
Llama la atención que se quiera tener listo antes de 2025, sin embargo, sabemos que, aunque se diga que las pandemias ocurren cada 100 años, eso nadie lo garantiza.
Nadie cuestiona el hecho de que tenemos que estar preparados, pero hasta qué punto esto implica adoptar los lineamientos generalizados para el abordaje.
Sin duda hay aspectos básicos en línea con la protección de la salud de la población, pero debemos tener cuidado de que no vayamos a ceder demasiado.