La seguridad social, como derecho humano, ha provocado en casi 100 años -desde su promulgación- un cambio de concepción en la toma de conciencia a la hora del desempeño laboral, por lo que se han emitido, tanto a nivel internacional como interno de cada Estado Miembro de la Organización Internacional del Trabajo, medidas para atemperar las vicisitudes propias que aparezcan en torno a esa tripleta que significa trabajo/relaciones humanas/productividad.
Es que un tipo de acoso repetitivo o una falta de descanso prologando en el tiempo afectan no solo la salud propia de la persona trabajadora, sino que trasciende al ámbito de la productividad de la empresa y de la seguridad social de un país como un todo. Es decir, la afectación es macro y no micro y un ejemplo de ello consiste en el referido a datos sobre incapacidades otorgadas por la CCSS, por trastornos de la salud mental, producto de situaciones laborales que van en aumento anualmente, en varios miles de millones de colones.
Entre algunos trastornos a la salud producto del diario desempeño laboral, cada vez surgen más, pero entre los que más se mencionan dentro de la población laboralmente activa, están: 1) “Burn Out”, que es el síndrome del quemado (traducido al español), como consecuencia del desgaste de una persona, llegando a consumirse en un estrés crónico, con alteración y agotamiento de la autoestima y personalidad, consecuencia del ambiente laboral; 2) “El procusto”, es propio de la personalidad de muchas personas, que provocan dentro del ámbito laboral un clima organizacional “horroroso”, ya que no soportan que alguien sobresalga por encima de ellos, lo cual desencadena -en referencia a la mitología griega del controlador y avasallador- toda una persecución, con el fin de “desollar” a su “invitada” víctima.
3) “Sisifemia”, Término acuñado en el año 2022 por los doctores José Manuel Vicente y Araceli López-Guillén, especialistas españoles en medicina evaluadora y pericial, haciendo alusión al nuevo trastorno -producto de la falta de equilibrio de las personas- al desarrollar durante el diario quehacer laboral la ambición obsesiva, el estrés crónico y el cansancio patológico. El mismo proviene de la historia mitológica sobre Sísifo del filósofo francés Albert Camus.
4) “Dismorfia de la productividad”, que es cuando, a pesar de que se ha realizado en el trabajo un esfuerzo extraordinario, la persona trabajadora no se siente satisfecha, piensa que hay que dar más y más, sin límite alguno. Percibe defectos e imperfecciones de los demás y de sí misma, como parte de una alteración en la percepción de lo que se hace y se produce, es decir, el logro no va acorde con el sentimiento personal. Producto de una deformación mental, ante una ambición excesiva por el trabajo, ante algún miedo al fracaso, lo cual desencadena en agotamiento laboral.
He aquí un gran reto para todos nosotros como sociedad, patronos, trabajadores y Estado (este como representante de la seguridad social y del derecho laboral, como orden público), para prevenir, regular, atender y erradicar, estos trastornos, dentro de un concepto pro homine, como parte ineludible de los derechos humanos, en consonancia con la productividad personal y empresarial.
*Miembro de la Comisión de Gestores de Opinión, Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica.