Diversas agrupaciones que velan por los derechos y salud de las personas trasplantadas, exigen a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) que no les cambie el medicamento original llamado Tacrolimus por uno genérico, pues consideran que les afectará e incluso los que consumen el fármaco más barato corren el riesgo de morir.
Por ello, los representantes de la Asociación Nacional Segunda Oportunidad de Vida (Anasovi), la Fundación Costarricense Renal (Funcore), Fundación Pro Trasplantes, la Asociación Costarricense de Trasplante Infantil (Atri) entre otros, acudieron a los tribunales de justicia, donde pidieron como medida cautelar, que la Caja no cambie el medicamento por uno genérico.
Según los denunciantes, el fármaco adquirido no cuenta con los registros del Ministerio de Salud, por lo que no se comprobó si era apto para sustituir al de marca original o más caro.
Cinthya Solano, presidenta a Anasovi comentó que el cambio de medicina a uno más barato expone a la población que la recibe a síntomas severos que causan internamientos prolongados y costosos, al tiempo que deterioran la calidad de vida de los trasplantados.
“Hasta el 2010, la Caja utilizaba medicamentos originales que aseguraban calidad, seguridad y eficacia, sin embargo, ese mismo año, uno de dichos medicamentos se cambió a una versión genérica más barata y es a partir de allí que se han empezado a conocer casos que nos preocupan. Para agravar la situación, este año negociaron el cambio de otro medicamento esencial que no ha sido cumplido ni siquiera con estar registrado ante el Ministerio de Salud para mantener el órgano trasplantado considerando con único criterio el precio y no la eficacia y la calidad del medicamento, lo cual es inaceptable y viola el derecho a la vida de los costarricenses”, reafirmó Solano. A esto se sumó William Vargas, presidente de Funcore, quien añadió que “consideramos que se deben tomar medidas radicales en la atención de los trasplantados. El costo de un trasplante es alto como para poner en riesgo al paciente utilizando medicamentos baratos que no aseguran que, en el largo plazo, se mantenga el injerto”.