En un caso fue un proceso altamente doloroso, en otro no. Pero ya transcurridos los días y superadas las etapas más críticas, Jeudi Alfaro y Ana Gabriela Ramírez, a quienes se les practicó trasplantes de intestino delgado y de hígado, respectivamente, agradecieron la segunda oportunidad de vida que les dieron Dios, las familias de los donadores, el cuerpo médico y de enfermería del Calderón Guardia.
Ambos saldrán próximamente del hospital y coinciden que se sienten muy bien y tienen el ánimo para llevar una vida normal.
En el caso de Jeudi, un joven de 18 años, fue víctima de un asalto en diciembre, en el cual le perforaron el intestino delgado, fue remitido inicialmente la San Juan de Dios, pero fue pasado luego al Calderón Guardia donde se le practicó el primer trasplante de intestino en Centroamérica y tras pasar momentos difíciles una vez que se le practicó dicha operación ve la vida con otros ojos.
Luego que pasar la parte la dura del tratamiento indicó: “Veo esto como un gran milagro”.
Además, añadió que “aceptar el nuevo órgano ha sido lo más difícil. Ha sido súper difícil, nunca estuve internado en un hospital. Pasé muchos días aquí. Me portaba mal, me amarraban y no sabía por qué. Luego me comencé a portar bien. Tuve mucho dolor. Gracias al muchacho que no pude conocer puedo seguir hablando a ustedes, le pido a la gente que done órganos. Estoy súper agradecido con Dios”, afirmó Jeudi, quien dentro de todo lo pasado espera poder recuperarse bien para andar en “bici” y jugar bola.
Por su parte, Gabriela Ramírez, de 35 años, espera con ansias regresar a su casa para estar cerca de sus dos hijas y aguardará que los médicos le den el alta para volver a trabajar.
“Dios me ha dado la fuerza suficiente para sobrellevar esta situación. No tuve dolor ni problemas para respirar, nada más tuve un sangrado que fue tratado a tiempo. Siento que mi vida está perfecta”, reiteró Ramírez que es la trasplantada número 19 de hígado de ese establecimiento médico.
Mario Sánchez, director del programa de trasplantes del Calderón Guardia, instó a cada uno a cuidar el órgano que recibieron, pues hay gente que está a la espera de uno.