La celebración del Día del Trabajador, cada 01 de mayo, es más que merecida. Aunque por la costumbre no lo podamos ver, nosotros como fuerza laboral y desde nuestras diferentes trincheras, empujamos al país hacia adelante, procurando desarrollo económico y social en cadena.
Cada una de las profesiones y ocupaciones son admirables y requieren un esfuerzo importante para que se lleven a cabo. Desde quienes cuidan nuestra salud a través de las diferentes especialidades, pasando a quienes producen o procesan los productos y artículos que necesitamos día a día hasta quienes cuidan de nuestra seguridad o hacen posible que nos transportemos.
Los humanos tenemos una capacidad y conocimiento limitados para realizar labores y es ahí donde nos necesitamos unos a otros para poder tener calidad de vida.
Pero desde nuestra institución, además de agradecer a todos los trabajadores del país, nos corresponde resaltar la labor de un grupo sensiblemente fundamental para Costa Rica: el sector educación.
De 2,4 millones de personas que componen la población laboralmente activa en nuestra nación, hoy decidimos honrar a 180.000 que recorren los distintos pasillos y edificaciones educativas para formar a nuestros estudiantes.
Estamos hablando de docentes, personal administrativo, conserjes, oficiales de seguridad y personal de cocina, que desde antes de las 7:00 a.m. ya se encuentran listos para educar, formar y marcar positivamente las vidas de nuestros niños y jóvenes.
Así como todas las áreas cuentan con importantes desafíos, y no solo hacen lo que pueden con las herramientas que les dan, si no que van más allá aportando siempre tiempo, recursos y disposición extra.
Un caluroso recibimiento en la puerta de los centros educativos, aulas, pabellones y espacios limpios y en condiciones para la enseñanza; miles de platos servidos con sonrisas y esmero, un buen y correcto funcionamiento administrativo y, creatividad, profesionalismo y cercanía a la hora de presentar la materia. Todas estas son labores diarias que hoy queremos que no pasen desapercibidas solo porque podamos pensar que son aspectos básicos que deberíamos esperar de ellos.
Al igual que usted y yo, los trabajadores de la educación tienen preocupaciones y obligaciones, largas jornadas laborales, realizan sacrificios, sueñan y luchan por su vida personal y familiar, al mismo tiempo que forman ciudadanos.
Este grupo de costarricenses tiene en sus manos la importante responsabilidad de formar a las siguientes generaciones, quienes pronto estarán celebrando esta misma efeméride.
Hoy honramos a todos los trabajadores del país, que desde el inicio de la historia han tenido en su esencia una actitud valiente y esforzada y que estamos seguros, prevalecerá a lo largo de las décadas.