Las ondas tropicales que golpearon al país generaron que la producción tomatera se redujera un 70% a nivel nacional.
Así lo aseguró Édgar Delgado, presidente del Centro Agrícola Cantonal (CAC) de Santa Ana, quien calificó que los precios en los que se está vendiendo dicho bien en supermercados y establecimientos comerciales de “abusivo”.
“Entendemos la dinámica de la oferta y la demanda, pero el precio está como nunca en la historia. En las hectáreas de tomate donde estamos hay casi 20.000 plantas. En tiempo regular, una mata produce unos seis o siete kilos. Con esta situación que nos pasó, bajó a uno o máximo dos. Hemos perdido hasta el 70% de nuestra producción”, aseveró.
Cabe destacar que desde el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) bajan el porcentaje de pérdidas a 40%.
El trabajador del campo señaló que, aun cuando el precio de dicha fruta esté elevado en las pulperías y supermercados, no siempre se traduce en mayores ganancias para los trabajadores del campo. Incluso, subrayó que los productores enfrentan dificultades para vender una cantidad suficiente de este fruto que les permita recuperar sus altas inversiones y costos operativos. El tomate de primera calidad superó los ¢2.000 por kilogramo en la feria del agricultor de la semana pasada y en algunos supermercados alcanza entre los ¢4.000 a ¢6.000 por la misma cantidad.
“A mediados de setiembre, por la sobreoferta vendíamos la caja de 18 kilos a ¢3.000. Hoy el valor ha cambiado porque no hay tanta producción y eso evidentemente es lo que se está reflejando en el mercado. Estamos de extremo a extremo. Esta actividad es una de las más caras que hay, también es muy volátil. Todos estamos así”, reclamó.
Lo anterior se sustenta en los números: según Delgado, sostener y cuidar cada planta vale ¢2.500.
En un terreno con 20.000 matas, el costo operativo asciende a los ¢40 millones. “A veces salimos tablas. El precio que se está presentando es histórico. ¡Considero que abusivo! No tenemos seguro de cosechas. Eso es en un mundo ideal. Pero el Estado costarricense no entra en esa modalidad porque la actividad es de alto riesgo: tenemos que luchar con el clima, plagas, enfermedades, viento.
Estamos acostumbrados. Somos el único sector que hoy pierde y mañana tenemos la ilusión de que los va a ir bien, a veces nos va como un quebrado. Lo que nos toca es tomar impulso y seguir adelante”, finalizó esperanzado en que el cultivo logre resurgir en nueve semanas.

Édgar Delgado, de Santa Ana, afirma que las plantas darán como máximo dos kilogramos.