La Virgen de los Ángeles ha hecho cientos de milagros, sin embargo la pareja conformada por Emilce Salazar y Hernán Rodríguez tiene 35 años de pagar el suyo de una manera muy especial porque durante los días previos a la romería se dedican a chinear a los peregrinos que vienen de diferentes lugares y pasan por Zapote de Zarcero.
Ellos esperan a los caminantes para darles abrigo y alimento, a fin de que puedan seguir con su caminata hacia el Santuario Nacional de la Virgen de los Ángeles.
Los milagros de la Virgencita para ellos son muchos, entre los más importantes está que hace varios años sanó a un hijo que padecía epilepsia, también a don Hernán lo curó de un tumor en el cielo de la boca hace 28 años y hace 8 años le quitó unos divertículos.
Rodríguez ha recibido dos milagros de La Negrita y se siente muy agradecido. Al respecto nos comentó: “Los milagros que ha hecho la Virgen conmigo han sido grandes. Nosotros con mucha alegría atendemos a los romeros, que son hijos de nosotros.
Cuando uno los ve venir siente mucha alegría y para mí dormir o no dormir es igual, lo que uno quiere es atenderlos bien a la hora que sea. Ellos llegan como a su casa. Gracias a Dios y a la Virgencita no tenemos con qué agradecerle, pero con la ayuda de Dios y la Virgen vamos adelante”.
DEVOLVIENDO UN FAVOR
Esta tradición familiar se inició hace muchos años, cuando don Hernán hizo una de sus últimas romerías, pero tal vez una de las que más lo marcaron porque cuando iba llegando a Tres Ríos y moría de sed una buena samaritana le ofreció una naranja que le devolvió la vida.
Ante esa experiencia y al llegar a su casa le dijo a doña Emilce: “Vieras qué lindo se siente y qué agradecido se pone uno cuando va muy cansado y con mucha sed y alguien le ofrece algo de comer. ¿Por qué nosotros no lo intentamos dándoles alguito a los romeros que pasan por acá?”.
Cuando empezaron la tradición Salazar les da un pedacito de pan con aguadulce y tenía que salir en carrera porque en ese entonces laboraba en el comedor de la escuela local, eso la dejaba con un vacío en el corazón, por eso ahora aprovecha que ya no trabaja para atenderlos como si fueran sus hijos.
Doña Emilce recibió a un equipo de DIARIO EXTRA en su casa y declaró: “Vieras el dolor que sentía cuando tenía que irme a trabajar, me pegaba unas lloradas porque yo los escuchaba que gritaban \’aguadulce, aguadulce\’, pero no los podía atender porque si no, no llegaba a cumplir con mi horario de trabajo. Lo más bonito es que ellos le cuentan a uno sus milagros”.
Cuando llegan a esta hogar católico son bien atendidos por esta pareja, aprovechan para friccionarse las piernas y curarse los pies, que en muchos casos cuando se quitan los zapatos y las medias están llenos de sangre por las heridas del camino, por eso cada año buscan prepararse mejor.
OTROS SAMARITANOS AYUDAN
Esta tradición se ha vuelto algo del barrio, pues muchos ayudan poniendo un pedazo de salchichón, una bolsa de arroz, una de frijoles o huevos.
A los que pasan en la madrugada los chinean un poquito más. Algunos vecinos llegan a colaborarles a los caminantes con las curaciones o llevando implementos para el botiquín.
También alistan unas bolsitas de pan que desde ya tiene listas doña Emilce para que no tengan que aguantar hambre en el camino, pues muchos romeros vienen con recursos económicos muy limitados.
Este matrimonio de 57 años de casados y padres de 6 hijos ya está preparado para recibir a los romeros de la Zona Norte, tiene el pan casero listo y se alista para los días de mayor afluencia de caminantes preparándoles arroz con pollo, picadillo de arracache, papitas tostadas y fresco.