Un estudio internacional denominado “Pilares de la Confianza: Perspectivas Globales sobre Estética y Autoafirmación”, descubrió que siete de cada 10 personas que se realizan algún “arreglo” estético lo hacen como una inversión en la autoestima más allá de un recurso para mejorar la apariencia.
La investigación efectuada por una empresa alemana en países como Costa Rica, Brasil, Colombia y México demostró que, de los 15.000 encuestados, el 65% busca controlar los efectos del envejecimiento, 57% desea lucir más joven y el 38% lo hace por comentarios de familiares, amigos o la pareja.
“Lo que considero realmente interesante es el alto porcentaje de participantes que reportaron el impacto de los tratamientos en su autoconfianza y sensación de empoderamiento. Sabemos lo crucial que es esta para una variedad de resultados vinculados al bienestar conductual, físico y mental”, explicó la psicóloga Katherine Rice.
Por su parte, la dermatóloga Claudia Hernández detalló que se trata de una tendencia global con miras a un envejecimiento saludable.
“Los pacientes de todo el mundo buscan sentirse mejor, verse mejor y envejecer de manera más saludable”, externó.
Pero esta ola de “arreglos corporales” también ha causado un crecimiento en la oferta ilegal de estos productos o servicios.
“Si este mercado ilegal está en crecimiento es porque ha encontrado un nicho. Desgraciadamente, algunos pacientes solo basan su búsqueda en el costo, en lugar de asegurarse de que el lugar donde van a realizarse el procedimiento esté en regla”, comentó Pablo Thames, experto en medicina clínica.
En 2021, el Ministerio de Salud y el Colegio de Médicos se unieron en una campaña para advertir a la población sobre la necesidad de cerciorarse de que el establecimiento donde piensa efectuarse un procedimiento estético cuente con el permiso de la cartera y que se denunciaran las anomalías ante las autoridades.