Constantemente estamos viendo a decenas de expertos pidiéndole a la población que ahorre, que guarde de su salario para que tengan recursos cuando se presente una emergencia.
De hecho, el mes anterior en todo lado veíamos a conocidos y no tan conocidos hablando de guardar platica, porque en octubre se celebra el Mes del Ahorro, sin embargo, como está la situación en el país, cumplir con este objetivo se vuelve una odisea, porque los salarios muchas veces no alcanzan ni para cubrir las necesidades básicas.
Y ese problema se agudiza especialmente ahora, que desde el año pasado muchos lidiamos con los estragos de la pandemia, de modo que algunos todavía deben lo que pidieron prestado, lo que compraron con tarjeta y ahorita ni siquiera han podido pagar las deudas que ya tenían.
Prueba de la difícil situación son los resultados de un estudio reciente elaborado por el Instituto Tecnológico de Costa Rica, el cual indica cómo los ticos están más endeudados que antes de la pandemia.
La mayoría de ellos adquirieron a crédito productos en tiendas como las de departamentos donde venden electrodomésticos, algunos en ferreterías, en telecomunicaciones, así como solicitaron fondos al sector dedicado a prestar plata, del cual algunos oferentes están regulados y otros en la informalidad, como los préstamos gota a gota.
Esta situación es bastante lógica porque ante la virtualidad muchos tuvieron que invertir en computadoras, tabletas y celulares, ya sea porque les tocó quedarse en teletrabajo o quienes tienen hijos pequeños en clases.
Además, no se puede obviar que muchos tuvieron que hacer remodelaciones, ampliaciones y más ante la situación de que todos debían estar en la casa con el agravante de que a cada uno le tocaba cumplir con ciertas tareas.
El aumento de la mora en un 29,3% con respecto a junio anterior muestra realmente qué tanto tuvieron que endeudarse los ticos, pero como muchos gastaron plata que no tenían en ese momento, lastimosamente ahora tampoco tienen cómo pagarla.
Entre las situaciones más preocupantes de este tema es que en promedio cada tico está endeudado por mínimo ¢390 mil, lo que quiere decir que es como el 85% de los ingresos que tienen, de modo que resulta poco probable que puedan hacerles frente a sus deudas.
Saber que existe casi un millón de personas que están morosas debería levantar las luces de alerta y hacer entender a las autoridades cuán urgente es que se trabaje en la reactivación económica del país para ayer.
Ya no se le puede dar más largas al asunto, en especial porque los números indican que más del 20% de los morosos debe un monto superior a ¢1.400.000, de modo que nos preguntamos cómo harán estas personas para hacerle frente a su deuda.
Lo anterior porque, según los datos del estudio, al menos el 45% de todas estas deudas son catalogadas como incobrables, las entidades crediticias también se verán perjudicadas, porque no se van a cruzar de brazos y quedarse tranquilas a sabiendas de que no recuperarán su dinero.
Quizá el dato que debería alertar más a las autoridades es que en lugar de disminuir la cantidad de morosos y cuentas incobrables estas seguirán creciendo en el tiempo, más si pensamos que aún los estragos de la pandemia no han acabado.
Luego de ver el Índice de Precios al Consumidor, uno se da cuenta de que la vida cada vez está más difícil, porque sube todo lo que por fuerza debemos usar, por ejemplo, la gasolina, que para muchos es un gasto de trabajo o sirve para trasladarse a este. Con lo que se paga por ella, se nos va gran parte del salario.
Esperemos que las autoridades se den cuenta de que sucede algo en el país y pongan las barbas en remojo porque, como muchos saben, ya este Gobierno se va terminando, pero esperemos que quienes queden en febrero vengan con soluciones en lugar de traer más problemas o pasar cuatro años solo diciendo que van a trabajar, trabajar, trabajar.