Ciudad de México.- Tan pronto como terminó el partido del martes, los aficionados costarricenses, quienes se ubicaron hacia la esquina de uno de los marcos, empezaron a celebrar y cantar, lo que irritó a gran parte de los fanáticos locales, quienes intentaron emprenderla contra ellos, teniendo que mediar la policía del Distrito Federal.
De pronto los ticos fueron retenidos por los efectivos, quienes les pidieron que esperaran a que el resto del estadio fuera desalojado porque el Azteca estaba al borde de un colapso. Después, más de noche, miles siguieron la fiesta en el famoso bar y restaurante Garibaldi y otros sitios de la capital mexicana, al ritmo de mariachi y con sus buenos tequilas.