Estos días, pasó por Costa Rica el afamado cantautor costarricense William Eduardo, quien vive en Pensilvania Y ha cantado en los Estados Unidos por casi toda su vida, fue la estrella de la Orquesta La Paz en el país del norte por más de 23 años. Ahora como solista, creó un tema que habla del COVID-19 y el cual difundió con todos los costarricenses en su reciente visita al país, donde compartió con grandes amigos como Los Ajenos, Vía Libre, entre otros.
¿Toda la vida en los Estados Unidos?
– Toda una vida, claro.
¿Mezcla la música con ayudar a la gente en la Unión Americana?
– Qué buena pregunta, de verdad. Cuando uno está en lo que le gusta, esa es nuestra pasión, es lo que nos da la razón de ser, pero cuando esa pasión se ve cortada por esto de la pandemia, debes llenar un vacío. Yo estudié además terapia física y mental, trabajando en un centro de salud tuve que enfrentar cara a cara lo que fue el Covid-19. Yo ahí evaluaba a los adultos mayores que llegaban y no podía fallar.
¿La pandemia no ha pasado?
– Así es, los familiares se deprimían, no podían pasar a ver a sus familiares más queridos. A los centros de salud nadie podía ingresar. Fue algo muy duro, creo que es lo más duro que ha presenciado la raza humana en estos tiempos. Yo me acuerdo que estar ahí evaluándolos y me preguntaba yo “¿Quién me va a evaluar a mí?”.
¿Cómo fue la canción que usted hizo, inspirada en todo este drama que vio con sus propios ojos?
– Se llama “Canción Tren COVID-19”. Fue la canción más triste de hacer, pero la más realista, no cabe duda. La hice sentado al pie del piano o al instrumento musical, “mi musa”, como le digo a la guitarra. Ellos dos me ayudaron para estar acompañado en esta pandemia. Yo me acuerdo que me veía al espejo y me hablaba solo. Uno empieza a hablar solo para darle ejercicio a la mente, si no se deteriora.
Hablemos de música. ¿Cuántos años con la Orquesta La Paz en Los Estados Unidos?
– Fueron muchos años, desde los 14 años de edad, muy jovencito, y estuve 23 años con ellos, hasta que decidí ser solista.
¿Se puede vivir 100% de la música en Estados Unidos siendo latino?
– Sí claro, se presta, cómo no. Cuando yo llego a Costa Rica para compartir con grandes amigos en la música como son Los Ajenos, Andrés Madrigal “Fofo”, que anda por Europa hasta donde sé, Alfredo “Chino” Moreno, entre otros. Usted me hace una buena pregunta, si se puede vivir de la música, claro que sí. Lo podemos ver con estos amigos que vuelan y les va bien. Vienen otros que la pulsean para llegar alto, pero ahí van. Yo creo que la música es una de las profesiones más difíciles que existe, sin duda alguna, pero sí se puede vivir de ella y con disciplina, mejor.
¿Tiene banda y grupo por allá?
– “Canción Tren COVID-19” fue trabajada con el gran arreglista Jimmy López, quien ha laborado con muchos artistas en el plano tropical, aunque ahora me encanta más lo pop y lo urbano. La música tropical me gusta trabajarla también, claro, incluso hice un disco con el maestro Isidro Infante, quien fue productor de Celia Cruz para su gran último álbum “La vida es un carnaval”. Yo trabajé con él mi último álbum, algunos temas, claro temas míos, que me hizo grandes arreglos. Un detalle es que de mis últimos trabajos acá en Costa Rica fue con Alfredo Poveda de Son de Tiquicia en una discoteca, fue de verdad una noche mágica. También he tocado invitado por Vía Libre y Fernando Castro, increíble.
¿Visita a su familia?
– Claro, tengo familia en Costa Rica, en Heredia norte. Aclaro que los Zamora están en los Estados Unidos, son muy pocos que quedan acá.
¿Sus padres son ticos?
– Ambos costarricenses y nos marchamos para Estados Unidos cuando éramos niños para Pennsylvania.
¿En Estados Unidos no jugó fútbol ni comió gallo pinto?
– Claro que jugué fútbol, claro que sí. Yo jugué futbol en el colegio y en la Universidad, en Estados Unidos. Yo jugaba de extremo derecho y era bueno, metía goles. Aún me encanta y me escapo para jugar.
Si no hubiera cantado y se quedaba en Costa Rica, ¿habría jugado fútbol acá?
– Yo creo que sí, pero jamás como Messi, jamás. Pero sí te digo una cosa, mi hermano sí, Fabrizio. Vive también en los Estados Unidos. Tiene una colección maravillosa y era estrella jugando.
¿Se siente más tico o más gringo?
– (Risas). Es la pregunta del millón de dólares, de verdad. La respuesta a esta pregunta es que, cuando yo me crie en los Estados Unidos, puedo decir que esa tierra me dio el sueño americano y creo que lo logré. Gracias Cristo, pero no perfecto ni fanático, para nada. Yo doy gracias a Dios por tener el arte de la música, ser bendecido y además haber podido estudiar una carrera universitaria.
¿Se casó, tiene hijos?
– Estoy soltero, pero tengo dos niños con una sola dama.
¿Cómo encuentra Costa Rica?
– Creo que Costa Rica es bien cara, la verdad. Me encuentro un país caro y es muy preocupante. Para mí es un paraíso terrenal y cuando hablo con mis amigos norteamericanos me hablan de la belleza de Costa Rica, están conscientes, saben que es un paraíso tropical. La inflación es algo global, pero históricamente Costa Rica siempre ha sido cara.
¿Caro Pensilvania?
– Hay que trabajar, como en todo lado. La gente cree en Costa Rica que uno por solo estar en Estados Unidos el billete cae del cielo y eso no es 100% cierto, nada que ver, y lo podemos ver cuando vemos a los migrantes y cuando pasan por el río de la frontera, dando su vida, buscando ese sueño. Yo les digo que se debe trabajar y muy fuerte.
¿Qué se dice en Estados Unidos por Rodrigo Chaves, nuevo presidente de la República?
– Bueno, yo también soy Chaves por parte de mi madre, ella es Zamora Chaves, pero yo trato de no hablar de política o religión. Yo cuando vi la propuesta de Rodrigo Chaves y veo lo que está haciendo, veo que tiene una mano firme y que está dispuesto a hacer cambios en el país. Creo que Costa Rica necesita mano firme y, como decía Chaves, “Yo me como la bronca”.
¿Votó en Estados Unidos?
– Por Rodrigo Chaves y también me como la bronca (risas y más risas).
¿Volvería a Costa Rica?
– Claro que uno siempre desea volver al lugar donde nació. Es nada más un lapso de tiempo, me gustaría quizás en algún momento. Me gusta venir y recibir el abrazo noble de los colegas y de la familia, en cambio allá siempre todo es muy frío, me da una nostalgia.
¿Cuántas primaveras?
– (Risas) Esa la pregunta de los dos millones de dólares, como siempre he dicho, no existe edad. Yo digo: “no soy de aquí ni soy de allá, no atengo edad ni porvenir, ¡pero ser feliz es mi edad y color de identidad!”.
Finalmente, ¿a los amigos qué les dice?
– A todos los amigos les digo que uno debe trabajar y que nada cae del cielo, eso es real. Si oras, vienen las bendiciones, se necesita de Él. Debemos prepararnos y debemos rezar mucho. Hay que ser buenos amigos y ser nobles para hacer las cosas bien.