El Benemérito Cuerpo de Bomberos hizo un llamado de alerta, pues la temporada de incendios forestales 2024 triplicó la cantidad de emergencias de 2023. El año anterior, los apagafuegos debieron afrontar 45 incidencias mientras que 2024 dejó un total de 141 casos, sin embargo, cabe destacar que estos son únicamente los atendidos por dichos funcionarios, puesto que hubo otros que mitigaron las Unidades de Incendios Forestales del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
Esto indica que el número de emergencias atendidas por este tipo de hechos fue mucho mayor y dejó un saldo de 28.000 hectáreas consumidas por las llamas.
“Definitivamente, el aspecto sobre todo ambiental y en seguridad humana, son dos índices que están muy ligados a la organización, y este tipo de emergencias de incendios forestales van unidas totalmente al cambio climático, donde la afectación directa a la comunidad y a las personas ha sido muy evidente”, alegó Óscar Guillén, subjefe de la Estación Metropolitana Sur.
Para los bomberos estos siniestros causan mucha preocupación, porque no se trata únicamente de la pérdida de bosques primarios y secundarios, sino también del hábitat de cientos de especies, como monos, perezosos, mapaches, entre otros, que también se ven afectadas producto de las llamas, e incluso muchos especímenes llegan a perder la vida.
Entre las principales dificultades que enfrentan los apagafuegos en este tipo de emergencias destaca la falta de recurso hídrico, ya que, al tratarse de incendios generados en la mayoría de ocasiones en las montañas, donde no se puede conectar líneas de mangueras como habitualmente se hace en un incendio estructural, ni tampoco las unidades podrían llegar hasta esta zona para combatir el infierno, les toca valerse de otros medios.
Los efectivos, para esta modalidad de incidencias, deben mitigar la voracidad del fuego mediante la utilización de bombas de agua a sus espaldas, que son manuales, y se concentran en la extinción de pequeños focos que pueden generar una expansión en materiales como pasto, arbustos y otros.
No obstante, en ocasiones les toca dejar que los focos grandes se vayan consumiendo de una manera natural, es decir que los apagafuegos deben enfocar sus esfuerzos en que el incendio no se expanda y no en acometer el grueso del siniestro, ya que es sumamente difícil extinguir un fuego que además de poder llegar a ser de gran altura alcanza temperaturas de 700 grados Celsius, sumado a que la temperatura ambiente de las localidades por esas épocas ronda entre 36 a 40 grados Celsius, lo que mantiene en riesgo y causa un desgaste mayor a los efectivos.
“Con el tema de incendios forestales tenemos la característica de que el recurso que se necesita es desplazado a la montaña y esto nos lleva a realizar estrategias de trabajo, donde las horas hombre son muy evidentes, debido a que el recurso rodante, es decir, las unidades, no va a poder llegar, eso implica que tengamos que trabajar directamente al fuego o en su defecto hacer cortes en algún momento de la vegetación”, explicó Guillén.
Otra estrategia que utilizan los expertos para darle fin a las llamas que amenazan bosques y humedales es la de contrafuego. En estos casos, los funcionarios provocan un incendio controlado, con el fin de que se topen y se apaguen.
“En ocasiones tenemos que realizar lo que se les llama una acción de contrafuego, para poder generar que el fuego no llegue a generar más riesgos a estructuras o en su efecto a la población que tenemos en esas zonas”, agregó.
INCIDENCIAS DE LA TEMPORADA
El primer incendio forestal de la temporada se registró el 10 de enero, en Guanacaste, específicamente en playa Las Catalinas. Los bomberos de la brigada de incendios forestales tuvieron que atender este siniestro por alrededor de tres días, 16 hectáreas resultaron consumidas, sin embargo, se logró rescatar más de 100 hectáreas de bosque secundario.
Y el evento más grande que atendieron los cuerpos de socorro fue en Guanacaste. Los bomberos debieron internarse durante toda una semana en la montaña para mitigar la emergencia.
En dicho siniestro, 1.400 hectáreas fueron completamente consumidas por el fuego. El recuento de los daños indica que principalmente árboles y pasto quedaron hechos ceniza.
Y precisamente este tipo de materiales genera que las llamas incrementen su tamaño y temperatura, e incluso hacen que se expandan de una manera más rápida.
HUMEDALES EN RIESGO
No obstante, los incendios forestales no ocurren únicamente en bosques sino también en los humedales, sitios que para los bomberos resultan más difíciles para trabajar.
“Estos lugares son sumamente difíciles porque resulta que la vegetación hace que se valore (el sitio por donde se coordinarán las acciones), porque el personal cuando ingresa a los humedales y avanzan por los mismos tienden a hundirse en este. El acceso es bastante complicado, increíblemente los humedales se queman por la parte de arriba, pero por la parte de abajo están húmedos, entonces el personal evidentemente se va a llenar de ceniza, de las partes que se están quemando y de la humedad que tiene este lugar. Los espejos de agua que tienen los humedales son factores de mucha atención debido a que ahí llegan aves y ciertos animales (que forman parte de la biodiversidad), pero en presencia del fuego estos son daños que deberíamos evitar tener”, subrayó el experto.
¿Y LA FAUNA?
Los animales, al verse amenazados, tienden a correr y esconderse, sin embargo, de acuerdo con el biólogo Jorge González, los más pequeños en pocas ocasiones logran escapar.
“Los animales en un incendio forestal van a buscar escapar del fuego, los más grandes por lo general van a lograr escapar y correr lejos, y en muy pocas ocasiones sufren daños, a menos que el fuego se expanda de una manera rápida. Sin embargo, los animales pequeños no van a tener esa capacidad, por lo que quedan atrapados entre las llamas, y en caso de que estos habiten en las madrigueras, estos buscarán refugiarse, sin saber que serán alcanzados por las llamas. Esto genera que en los incendios forestales se den muchas pérdidas de fauna, son muy pocos los animales que logran salir”, comentó.
No obstante, esta fauna, al asustarse, también puede tonarse violenta, por lo que los bomberos pueden verse afectados.
“Este es un riesgo inminente, los animales silvestres, en procura de la fuga al fuego, pueden sentirse amenazados, ellos no van a distinguir a un bombero que se encuentra de frente, por lo que puede existir la agresión por parte de ellos en su defensa, la agresión de una serpiente, la agresión de un mamífero que se pueda encontrar con esas personas y que no están acostumbrados al roce normal de un animal doméstico”, acotó Guillén.
MOLÉCULA DE TRABAJO
El subjefe de la Estación Metropolitana Sur además compartió que cuando trabajan en este tipo de incendios es fundamental tener un paramédico.
“A la estrategia que se llegó a establecer en la institución se le llama una molécula de trabajo. Esta entra en un vehículo tipo pick-up con 5 bomberos, los cuales van preparados para los trabajos forestales, entre ellos un paramédico y un compañero que lleva un GPS y un drene.
Entonces, al levantar, podemos ubicar los accesos, a dónde va el fuego, cuál es la forma que tiene el fuego, pero también el GPS va a significar un aspecto de seguridad, por cuanto a vamos a tener la ubicación exacta de los compañeros”, finalizó.
Según los datos del Cuerpo de Bomberos, el 100% de los incendios forestales fueron provocados por el ser humano, por lo que solicitan a las personas no realizar quemas que ocasionen este tipo de emergencias.