Durante los últimos años, los investigadores están debatiendo si deben abrir la botella de 1.700 años lo que la convierte en la más antigua del mundo.
Muchos microbiólogos insisten en que la apertura de la botella podría ser peligrosa, por lo que hasta ahora ningún equipo se ha atrevido a abrirla.
Según afirman algunos expertos, la botella del siglo IV, que permanece desde hace unos 100 años en el Museo Histórico del Palatinado, en Alemania, se ha mantenido sellada gracias a una mancha solidificada de aceite de oliva y cera y no con un corcho.
El conservador del departamento de vinos del museo, Ludger Tekampe mencionó “No estamos seguros de sí soportaría o no el choque con el aire. Todavía está líquido y hay quien cree que debería someterse a nuevos análisis científicos, pero no estamos seguros”.
La catedrática de vino Monika Christmann considera que \”Microbiológicamente probablemente no esté estropeado, pero no daría alegría al paladar\”, aseguró.
La botella Römische Wein von Speyer o vino de Speyer, de 1.5 litros, fue enterrada en la tumba de un noble romano, que data de alrededor del año 325 d.C. una acción común entre los romanos, que depositaban los cadáveres en sarcófagos con objetos de uso cotidiano, entre ellos vino.
A simple viste la mayor parte del contenido parece sólido, aunque se aprecia algunos sorbos en su interior. A pesar que en los vinos se cree, cuanto más vieja es una botella, mejor sabe su contenido, en este caso, seguramente tenga un sabor un tanto excéntrico.
En definitiva, hasta que no se abra la botella y se hagan los estudios respectivos, no se sabrá a ciencia cierta si el vino puede ser tomado de manera segura.