Era el último viaje que hacía en la madrugada y casi se convierte en el último de su vida. ¡Sigue en este mundo por puro milagro!, y porque según él su mejor arma para defenderse es Dios, que lo cuida en cada kilómetro que avanza en su taxi.
Giovanni Gómez Ramírez, más conocido en el gremio de la Fuerza Roja como “Camote”, contó a DIARIO EXTRA su testimonio de cómo se salvó de un asalto en el que le endosaron un balazo en la cabeza.
El taxista brindó un servicio a la ciudadela León XIII, el cliente le pidió que lo llevara hasta la guardería de ese conflictivo barrio. Eran la 1:30 de la madrugada y aunque muchos no se atreven a entrar, él siempre lo hacía sin importar la hora.
Pese a que se ha llevado sustos en sus 21 años como taxista, nunca le habían disparado y en ese lugar un frío cañón lo esperaba para hacerlo sentir su primera vez.
Cuando llegó tenía la ventana cerrada, casi por completo, solo le quedaba una pequeña hendija por donde ingresaría el trozo de plomo que por poco le quita la vida.
“El cliente me pagó normal y escuché un grito que me dijo…\”¡Quedito o lo quemo!\”; me volví y lo primero que vi fue el cañón porque tenía la ventana un poco abierta, mi reacción fue acelerar.
Yo no sentí nada, no escuché ni el disparo, solo cuando las llantas chillaron. Cuando avancé unos metros empecé a perder el conocimiento por unos segundos y me metí a la acera y casi golpeo unas casas, tenía la cara llena de sangre y una bala en la cabeza”, recordó “Camote”.
A como pudo avanzó hasta la delegación policial, ubicada a menos de 200 metros de donde le dispararon y uno de los oficiales llamó a la Cruz Roja, pero le dijeron que no había unidades disponibles, por lo que el valiente taxista arrancó nuevamente su carro y, aún malherido, manejó aproximadamente un kilómetro para llegar al comité de la benemérita.
“Me topé a dos compañeros que me llevaron hasta ahí y mi patrón después me llevó al Hospital México. Yo manejé como un kilómetro con el balazo en la cabeza.
Es una experiencia que yo la estoy contando porque de veras, con un toquecito que se hubiera corrido la bala quién sabe cómo hubiera quedado yo, pero gracias a Dios aquí estoy, recordándolo”, indicó la víctima.
SEGUIRÁ EN SU TRABAJO
Aunque se llevó el peor susto de su vida, \”Camote\” asegura que continuará como taxista, ocupación que le ha dado de comer casi toda su vida y sin importar lo que venga se mantendrá al volante para llevar el sustento a su familia.
“Ya son muchos años como para cambiar de trabajo o de horario, me ofrecieron cambiarme al día, pero no me adapto. Yo quiero entrar a trabajar normal, pero no sé qué reacción voy a tener cuando vuelva a montarme en el taxi, si me van a dar nervios o no”.
Lo que más le extraña es que durante todo el tiempo que estuvo en el hospital, y ahora que tiene casi una semana de estar descansando en su casa, no ha llegado ningún policía o investigador a preguntarle por lo ocurrido.