Para algunas personas ir a la pulpería, a misa o de visita donde algún familiar no tiene mayor relevancia, pero en el caso de don José Francisco Guillén Araya (conocido por sus amigos y familiares como Evelio) esto puede ser determinante ya que desde hace muchos años lleva una bitácora de cada una de las cosas que hace y él afirma que cuando se muera se las dejará a su hija Denia.
En un rincón de su casa tiene apilados un montón de cuadernos, si pudieran hablar quién sabe qué historias fantásticas podrían contar. Empero, esto no es lo único que comenta con gran recelo de su vida pues tiene cientos de artículos antiguos que su familia le fue heredando.
HASTA EL LECHERO O EL PULPERO
Entre las cosas más curiosas que hay escritas están los nombres de las personas con las que se han topado, aquellos que le han brindando algún servicio y hasta las horas. Por lo tanto, nadie puede discutirle un solo detalle porque como bien dicen…papelito en mano habla. Entre los nombres que más aparecen están los del pulpero y el del lechero, quienes le brindan un servicio inigualable.
Cuando el equipo de DIARIO EXTRA lo visitó, los recibió con la frase: “Hoy es hoy, mañana no se sabe”; afirma que esto lo motiva para escribir cada uno de sus movimientos para recordarlos. De hecho, siempre termina cada hoja con un…me voy a dormir a las…
Su afición de redactar nació a partir de su gran pasión a la lectura por lo que en su casa tiene montañas de libros que han pasado por sus manos y aprovechado la oportunidad de leerlos de principio a fin.
ANTIGÜEDADES DE MIS PADRES
En su casa, además de sus bitácoras, guarda con gran recelo y en perfecto estado artículos antiguos que pertenecieron a sus padres y que en algunos casos aún funcionan, a pesar de que los años han pasado por ellos.
Entre los que más cuida están un teléfono de magneto, unas planchas y un radio muy viejito que le recuerda a muchas de las travesuras de su infancia.
Los vecinos consideran a don Evelio como todo un personaje de San Rafael de Oreamuno (Cartago) por todas las enseñanzas y conocimientos que le ha dado a grandes y chicos.
Y es que muchos disfrutan de topárselo en la calle y que les cuente acerca de todos los temas que él ha leído o vivido en carne propia.
Con gran nostalgia afirmó “yo visito desde hace muchos años al Santísimo todos los primeros jueves de mes porque voy a pedirle por Costa Rica, que actualmente no es ni un 5% de lo que en algún momento llegó a ser”.