El filósofo griego Platón dijo alguna vez que “la música es para el alma lo que la gimnasia es para el cuerpo”. Las melodías y los sonidos nos llegan a lo más profundo del corazón y una terapia alternativa cree que con ellos podemos ayudarnos a superar los traumas que acumulamos en la vida.
El Método Tomatis es una metodología de estimulación auditiva desarrollada por el Dr. Alfred Tomatis. La terapia está diseñada para maximizar los beneficios de escuchar mejor y estimular el oído a fin de promover la motivación interna de las personas para escuchar, corregir el control audiovocal y afinar el circuito entre el oído y la voz, el cual es muy importante para tener un control propio del habla.
“El método consiste en una terapia de estimulación auditiva, la cual utiliza música y sonidos que actúan sobre la mente, el cerebro y las emociones de las personas, con el fin de lograr el bienestar y un equilibrio integral”, explica el Dr. Gatgens, médico de la Clínica Holística, con más de 15 años de experiencia y pionero en su aplicación en Costa Rica.
Los especialistas en esta técnica creen que la estimulación auditiva corrige las conexiones neurosensoriales que son inmaduras o han sido establecidas incorrectamente en alguna etapa de la vida del paciente: desde su estadía en el vientre, en el parto o en los primeros años de vida.
El paciente que se somete a la terapia escucha los sonidos mediante unos audífonos especiales y en las sesiones se utilizan desde composiciones de Mozart hasta cantos gregorianos. Además de estas melodías se emplea la voz de la madre, que se manipula para que suene como si se estuviera escuchando desde el vientre.
“Se pretende con la estimulación que el niño encuentre la relación íntima que tenía con la madre en el transcurso de las últimas semanas de la vida fetal”, agregó Gatgens. Esto con el objetivo de superar bloqueos que han sido causados en el camino de la escucha y así dejar de lado estos traumas que significan obstáculos en su desarrollo actual.
El Método Tomatis ayuda también a personas con problemas de lenguaje, aprendizaje e hiperactividad. Además de insomnio, depresión, crisis de pánico y estrés. Según quienes lo aplican, se ha empleado con éxito en personas con autismo, síndrome de Asperger y síndrome de Down.
“Hemos tenido pacientes de todas las edades, desde un niño de dos días de nacido hasta el caso de un adulto mayor de 92 años que vino a tratar la depresión que sufría”, acotó el especialista, quien además explicó que se puede combinar con otros tratamientos sin ningún problema.