Por décadas, y por no decir cientos de años, el ser humano vio en los plásticos un gran material para elaborar muchas cosas y darle infinidad de utilidades, sin embargo, con ello no pensaron en todo lo que se iba a contaminar.
Quizá muchos no dimensionan que se producen 370 millones de toneladas anuales de plástico y posiblemente el dato más preocupante es que tan solo el 15% de estos desechos se llega a reciclar, esto quiere decir que el restante termina en el medio ambiente.
Se debe comprender la problemática real y muchos pensarán que usar una botella plástica por varios días o algún otro artículo va a salvar el planeta, pero es que la contaminación con este material se acumula desde que se está explorando y explotando la materia prima. Todos los procesos por los que pasa generan polución, de hecho, al menos el 90% de la huella de carbono de este material se produce cuando se pasa del petróleo a los polímeros.
De unos años para acá hemos querido tomar conciencia, pero esta sería a medias, porque mientras quitan las bolsas en los supermercados y eliminan empaques de comida, en muchas otras cosas se sigue usando plástico, por ejemplo, en pajillas, en hardware y software de videojuegos y otros aparatos electrónicos, carros, electrodomésticos y además generamos cientos de toneladas de basura con otros materiales.
Por eso, en medio de la conmemoración del Día Mundial de la Tierra, no podemos dejar de hacer un llamado a la población en general para que meditemos y nos demos por enterados de que solo este planeta tenemos y si lo seguimos descuidando no hay plan B, precisamente este tipo de cosas han provocado los efectos de cambio climático que en la actualidad pasan la factura en cientos de lugares del mundo.
Ahora todos los habitantes del planeta se preguntan por qué más lugares se inundan o por qué hay tantos aludes, pero es que no podemos perder de vista el gran daño que se le hace al medio ambiente al haber urbanizado lugares que claramente no tenían este fin, o cómo la gente sigue contaminando de manera indiscriminada sin importarle el daño ambiental que provoca en playas, ríos y bosques, los cuales muchas veces se ven perjudicados porque estos desechos terminan provocando incendios y otros desastres naturales.
Se desecha un promedio de 550 toneladas de plástico en Costa Rica cada 24 horas, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Casi 4.000 toneladas de residuos sólidos se producen a diario en este pequeño país, mientras que 440 toneladas, es decir un 80% de esa gran cantidad, se lanzan al mar. Además, 60,5 toneladas, equivalentes a un 11%, se depositan en vertederos y al aire libre; y 49,5 toneladas, un 9%, entran en procesos de reciclado.
Quince camiones de plásticos de un solo uso se tiran a las aguas marinas, provocando gran contaminación.
Solo el 0,4% de los residuos sólidos se recicla y por 1 millón de envases plásticos recolectados en el mercado hay 10 millones que flotan en ríos, playas y caños o se tiran en la basura mixta y es imposible recuperarlos.
La pregunta del millón que debemos hacernos es: ¿cómo puede Costa Rica ser el país verde si está tan lleno de basura?