“Yo estaba en la casa y empecé a oler a quemado. De un pronto a otro, todo se puso negro, ¡era humo! Lo único que vi eran unos llamarones en el techo, solo me dio chance de sacar a mis tres perros. ¡Fue un susto grande!”.
Así relató Federico Nietzen los momentos de pánico que vivió con el incendio que se generó en una bodega en Cinco Esquinas de Tibás.
Apenas estuvo en un lugar seguro pidió una taza con agua para que Chucho, Teufel y Petunia, sus mascotas, bebieran algo y calmaran los nervios.
El adulto mayor, de 95 años, quien vive contiguo al inmueble afectado, dijo a este medio que unos vecinos lo ayudaron a salir. “Si no hubiesen estado allí, otra fuera la historia”.
“Solo me quedé con lo que ando puesto. Lo que me toca es esperar que los bomberos apaguen todo y me dejen entrar a ver si se me salvó algo. No sé si alcanzó mi casa, cuando me sacaron a la calle ya estaban las bombas de agua y la Policía. Al menos mis perritos están seguros y vivos”, añadió.
“Apenas vimos las llamaradas nos vinimos a ver cómo colaborábamos. Entramos a la casa de don Friedrich y sacamos alzados a los tres adultos mayores que viven allí.
Intentamos sacar muebles, pero el fuego ya estaba muy bravo”, secundó Rafael Mora, vecino de este distrito.
El incendio
El siniestro, suscitado en la bodega de materiales de Portones Salas se reportó a las 10:00 a.m. y, según el director del Cuerpo de Bomberos, Héctor Chaves, perjudicó más de 2.000 metros cuadrados.
Reportes preliminares señalan que las llamas pudieron iniciar por una chispa de soldadura originada desde un taller aledaño.
“Para atender este incendio tuvimos a 65 bomberos y 10 unidades extintoras de las estaciones Metropolitana Norte y Sur, así como de Tibás, Guadalupe, Desamparados y Pavas. De momento, no se reporta ninguna persona afectada. La operación fue compleja, ya que había mucho plástico, cartón, empaques de estereofón y estructuras internas de madera”, explicó.
Además se dañaron otras infraestructuras y viviendas que se encontraban en la parte trasera del inmueble.
A esto se sumó otro elemento que generaba preocupación: la presencia de dos tanques de gas LP en un restaurante, ya que los vecinos temían que pudieran explotar y causar mayor afectación en la zona.
No obstante, no hubo explosiones y tampoco se perjudicaron la iglesia local ni el salón comunal, tal como preveían algunos lugareños.
Los gases tóxicos generados por el humo hicieron que la Clínica Clorito Picado tuviera que suspender el servicio de consulta médica, el cual fue reestablecido durante la tarde.
Algunas vecinas tuvieron que ser evacuadas y ante la situación muchos padres acudieron a la escuela a salvaguardar a sus hijos.
El fuego fue controlado posterior a las 2:00 p.m. y a partir de ahora arrancará una investigación para determinar las causas del siniestro.

Para controlar el incidente se requirieron 10 unidades extintoras de la Gran Área Metropolitana.
Doal Salazar
“Apenas pudieron sacar a mis papás. Son muchos metros cuadrados los que se quemaron y más con las bodegas llenas de papel y estereofón, además, hay muchas viviendas viejas de madera”.

Doris Nietzen
“Mi hijo llegó gritándome: ‘Mami, hay que salir de la casa’. Había mucho humo, ¡fue terrible!, casi no podía respirar y por poco me sacaron alzada”.

Rafael Mora
“Entramos a la casa de don Friedrich y sacamos alzados a los tres adultos mayores que viven allí. Intentamos sacar muebles, pero el fuego ya estaba muy bravo”.
