En días pasados le tocó el turno al canciller de la República Arnoldo André de hablar sobre un tema que a nadie le gusta mencionar y sobre el que, sin embargo, no podemos seguir tratando de tapar el sol con un dedo, y es el de la migración.
Es que no es solo que la gente migre a otros países, sino que muchos de estos ya no están en la capacidad de seguir recibiendo gente y, mucho menos, de jugar de Estado paternalista que le resuelve la vida a todo el que llega.
El mismo canciller lo dijo en su discurso, que la “inmigración rebasa los límites de lo razonable” y es que no podemos seguir diciendo que sí a todo el mundo a sabiendas de que no tenemos recursos ni siquiera para atender las necesidades de los nuestros y es que eso es como destapar un hueco para tapar otro.
Como país siempre hemos tenido muy buenas intenciones y un muy buen corazón de darle hogar y recibir con los brazos abiertos a quienes ocupen una manita, sin embargo, en nuestro país ya casi tenemos un millón de inmigrantes que provienen de países como Nicaragua, Cuba, Venezuela y Haití.
Para nadie es un secreto que la situación política del vecino país del norte viene en llamas desde 2018, lo cual ha provocado que desde ese momento y hasta hace un mes las solicitudes de refugio de los nicaragüenses desborden el sistema de Migración.
En total se han pedido más de 150 mil refugios, de los cuales 129 mil han sido por parte de los pinoleros, el resto corresponde a otras nacionalidades.
Pero el tema no es quién las pidió, el punto es cómo nuestro país dejó tantas solicitudes sin resolver, cómo puede ser posible que en cuatro años únicamente hayamos podido dar respuesta a un poco más de 7 mil.
El problema es que, a pesar de que muchos piensan que la situación en algunos de estos países ha mejorado, la cantidad de solicitudes de refugio que llegan a diario son mínimo de 500 y esto hace que se engrose la lista ya existaente y lo peor es que, de seguir a este ritmo, el tiempo de respuesta para todas estas personas será de 7 años.
¿Se imagina usted esperar esa cantidad de tiempo para saber si se puede o no quedar en un país? ¿Qué hace uno durante todo este tiempo si al parecer los que están a la espera de una respuesta no pueden laborar, entonces cómo se mantienen? ¿Del aire?
Precisamente por eso es bien vista la solicitud del presidente de la República a sus ministros de que se pongan manos a la obra para dar tramite a las solicitudes de refugio y por eso van a adelantar las citas.
Según la Acnur, “una persona refugiada es aquella que se ha visto obligada a abandonar su país de origen o de residencia habitual debido a situaciones de persecución por motivos de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, opiniones políticas o género. Las personas refugiadas han enfrentado graves violaciones a sus derechos humanos por situaciones de violencia y conflicto”.
Es decir, una persona califica en este grupo cuando su vida corre peligro y, lamentablemente, en Costa Rica, quienes se encuentran en esas acongojantes situaciones deben esperar meses, casi rozando el año, para que se les acoja bajo dicho estatus. En nuestro país veníamos teniendo una careta que se fue cayendo, pues pregonaban “queremos a los migrantes” y abren puertas para muchos, pero en temas delicados parecieran no tener suficiente tiempo o interés para resolverles.
Tener documentos en una gaveta sin afán alguno por apresurar el paso no resuelve nada, tampoco quejarse por la pandemia ni hacer pucheros porque son muchos, si nos declaramos un defensor de los derechos humanos debemos apechugar y ver cómo sacamos la tarea.