Hay quienes aseguran que la gente no se muere de soledad, pero el deceso de José Manuel Viales Cruz, de 42 años, es el claro ejemplo de cómo la gente se puede ir al hueco cuando se siente solo.
Este profesor fue transferido desde Guanacaste, hace dos meses, hasta una de las zonas más recónditas del país, Drake, al sur del territorio. El hombre tenía que enseñar en la escuelita de Los Ángeles de Draque en el distrito de Sierpe, cantón de Osa. Esta es una institución unidocente donde desde que llegó eran pocos los amigos que hizo, pues es un pueblito donde apenas las familias se cuentan con los dedos de la mano.
La mañana de este lunes lo llegaron a buscar a la casita, que está dentro de la escuela, pero se extrañaron que no contestaba, poco a poco iban llegando los padres de familia con los chiquitos y nadie les abría. Entonces, uno de ellos decidió ir hasta la habitación, se asomó por la ventana y lo vieron tirado en el cuarto. Extrañados pensaron que le había pasado algo malo, corriendo se fueron a llamar a la policía y a la Cruz Roja, (para que se haga una idea) tardó en llegar dos horas, al abordarlo no tenía signos vitales.
Alguien del pueblo lo escuchó una vez decir que todo era demasiado tranquilo, que tanta calma lo iba a matar. Lo que nunca pensaron era que aquellas palabras del hombre iban a convertirse en su lápida.
Los agentes judiciales se encargaron del levantamiento del “profe” y lo trasladaron hasta medicatura forense donde esclarecerán lo ocurrido.