No es común que un periodista hable bien de un político. Lo común es lo contrario. Lo común es que un periodista trate de destruir a un político. Los políticos tienen en la prensa a enemigos. Es feo decirlo así, pero para gran parte de los periodistas, un político es un sinvergüenza hasta que demuestre lo contrario. Se invierte la carga de la prueba. El asunto es que esto provoca dos serios problemas: el primero es que la gente sobredimensiona las limitaciones y los defectos de los políticos; el segundo es que la gente buena cada vez tiene más barreras para ingresar en política. “¿Cómo te vas a meter en política? ¿Cómo te vas a ensuciar así?”, les dicen a buenas personas que tienen interés en la política, que es tener interés en el servicio público. Hasta sus familias y amigos los instan a no participar. Entonces, el nivel de los políticos del país decae. Pero tengo que hablar bien de una política. No puedo evitarlo. Se llama Maureen Fallas Fallas. Es la alcaldesa de Desamparados. Hace siete meses, inicié una campaña de defensa de las nacientes de Copalchí e Higuito con el impulso del empresario Max López y los dirigentes Henry Rojas Picado y Miguel Castro Fallas.
Dos emisoras, Columbia y Actual, nos han ayudado muchísimo. Han aparecido notas en todos los medios nacionales. Hemos visitado a ministros; al director de la DIS, Mariano Figueres; a diputados; al Tribunal Ambiental Administrativo… Este tribunal dictó medidas cautelares. Y la alcaldesa de Desamparados ha estado cerca siempre.
La persona que suscitó el serio peligro en que están las nacientes trató muy mal a la alcaldesa, pero ella se sostuvo firme y ecuánime. Ni se inmutó ante los ataques y las groserías. Ha sido determinante el hecho de que ella ha colocado dos veces sellos municipales para impedir el uso del terreno donde hay seis nacientes para ubicar ahí a pobres familias nicaragüenses que han sido utilizadas y que, al final de cuentas, perderán el dinero que pagaron, porque es a todas luces improcedente e ilegal que se levanten edificaciones en este terreno, por lo que, tarde o temprano, les van a demoler lo que construyan.
A partir de esta campaña, he visto de cerca su trabajo en Desamparados, el cantón más golpeado por la violencia y el crimen organizado. Sé de sus esfuerzos por modernizar el teatro público, por consolidar la red de cuido, por habilitar los parques del cantón, por generar oportunidades para que los jóvenes se alejen del consumo de las drogas. Y en medio de una entrevista, me enteré de algo que deberían seguir en todos los municipios y en la Asamblea Legislativa: desde hace cinco años, el Concejo Municipal de Desamparados decidió que no se viaja con dinero municipal fuera del país. Eso es una maravilla. Si aparece un viaje para ir a dar a conocer lo bueno que hace el municipio, el tercero más poblado después de San José y Alajuela, la organización que los invite debe sufragar los gastos de quienes viajen. Eso me parece formidable. Si algo reconozco es que un político o una política debe tener liderazgo y ser plantado o plantada en el uso y ejercicio de su autoridad. Menudita, delgadita como es la alcaldesa, con una voz suave, más de uno se engañaría ante su talante fuerte y su determinación, que me han quedado muy claras con nuestra lucha por las nacientes de Copalchí e Higuito.