Pese a compartir bases democráticas, la fórmula federal marca la diferencia
Aunque la principal festividad electoral se llevará a cabo este martes 5 de noviembre, el Laboratorio de Elecciones de la Universidad de Florida reveló que más de 59 millones de personas ya votaron de manera anticipada para definir quién tomará el rumbo de Estados Unidos, una de las naciones más influyentes del mundo.
Ya sea Kamala Harris o Donald Trump, muchos se preguntan qué tanto poder tiene realmente quien ejerza como mandatario del país norteamericano en comparación con Costa Rica.
Si bien ambas naciones comparten la misma base, una democracia representativa, sus sistemas políticos cuentan con diferentes vías que no funcionarían si se invirtieran los escenarios.
“No veo que dentro de las múltiples reformas que sí requiere el sistema político costarricense el pasar a un modelo federal sea lo óptimo, incluso podríamos hablar de cambiar el modelo de régimen político y pasar de uno presidencialista, que es similar al de Estados Unidos, a uno parlamentario, como en Europa, o semiparlamentario, como en Francia”, explicó el politólogo Sergio Araya a Diario Extra.
¿CÓMO FUNCIONAN?
Estados Unidos se rige por un sistema presidencialista federal compuesto por tres poderes independientes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
El presidente actúa como jefe de Estado y de Gobierno, elegido por medio de un complejo sistema de colegios electorales cada cuatro años. El Congreso, conformado por dos cámaras (la de Representantes y el Senado) tiene funciones legislativas y de control del Ejecutivo.
Mientras que Costa Rica posee un sistema presidencialista unitario con tres poderes independientes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
En este caso el mandatario es elegido por voto directo cada cuatro años, sin posibilidad de reelección consecutiva. La Asamblea unicameral ejerce las funciones legislativas y está compuesta por 57 diputados seleccionados también cada cuatro años.
Así, quizá el aspecto más relevante es el estatus estadounidense de ser una república federal en la que cada uno de los 50 estados tiene un gobernador, leyes y cierta autonomía para automanejarse.
El objetivo de este tipo de gobernabilidad es crear una estructura para que las competencias de gobernanza se distribuyan con el fin de equilibrar el poder y responder de manera más específica a las necesidades de diferentes regiones.
“En el caso de los Estados Unidos, ellos adoptaron desde el primer instante, por las características de su origen, esta connotación de república federal que establece que existe una unidad global, pero que en la sumatoria los estados mantienen una cierta identidad, una cierta independencia, en el buen sentido. Es decir, no se pueden salir de la federación, pero sí gozan de una cierta autonomía política”, apuntó el analista.
Asimismo, mencionó que pese a tener su propia legislación y autonomía, ningún concepto puede estar en oposición a la Constitución Federal, pero sí regulan aspectos que pueden ser más específicos de cada uno de esos entes subnacionales.
“En términos generales, son modelos que responden a realidades sociohistóricas y políticas, incluso geográficas, distintas”, dijo Araya.
¿CUÁLES SON REPÚBLICAS FEDERALES?
El politólogo Sergio Araya explica que este tipo de modelos democráticos son utilizados en países que cuentan con un territorio muy extenso. En América Latina tanto México como Brasil entran dentro de la lista de naciones que son federaciones.
INTENTO DE SER FEDERACIÓN
Sergio Araya
Politólogo
“Nuestros países quisieron hacer una república federal cuando recién se independizaron de España y todavía en esas características de ser varios estados integrados los de Centroamérica habría sido posible un modelo de república federal, no obstante, nuestro país y los demás de la región por sus dimensiones, por su tamaño, fue complicado que pudieran migrar a un sistema federal”.