Este 10 de setiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, cuyo objetivo es promover acciones para su prevención a nivel global, sensibilizar, educar, apoyar y generar acciones respecto a este tema.
“La prevención del suicidio es una responsabilidad que tenemos como sociedad y debemos comprometernos a apoyar a todas esas personas que requieren una mano amiga. Hacemos un llamado a la población costarricense a unirse a esta crucial iniciativa.
Nuestro objetivo es estar presentes para quienes en algún momento han necesitado una escucha empática, una palabra de aliento y el apoyo necesario para seguir adelante. Juntos podemos hacer la diferencia y brindar esperanza a quienes más lo necesitan”, declaró María José Hernández, psicóloga de la Universidad San Marcos.
DIARIO EXTRA conversó con Juan Carlos Brenes, catedrático de la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica, quien explicó qué se debe hacer ante la sospecha de que una persona quiere atentar contra su vida.
“El primer paso consiste en averiguar si la persona corre el riesgo de actuar de acuerdo con los sentimientos que le hacen considerar el suicidio. Preguntar sobre pensamientos o sentimientos suicidas no empuja a una persona al suicidio. De hecho, dar a una persona la oportunidad de hablar sobre sus sentimientos puede reducir el riesgo de que actúe.
También es importante mencionar que la ausencia de un plan no significa que la persona esté fuera de peligro. Con sensibilidad haga preguntas directas como ¿cómo estás afrontando lo que ocurre en tu vida?, ¿alguna vez has tenido ganas de rendirte? o ¿piensas en hacerte daño? y escuche atentamente sin juzgar”, recomendó.
Así mismo, dijo que se debe intentar que las personas no estén solas o que no tengan con quién hablar.
“Si alguien tiene pensamientos suicidas, pero no hay un peligro inmediato, quédate en contacto e intenta asegurarle que tiene apoyo si lo necesita y que estás ahí para él”, agregó.
En caso de que la persona tenga un plan se debe seguir una serie de pasos.
Primero, no se debe dejar sola, luego se debe llamar al 911 y si ve la posibilidad sin correr peligro puede llevarla al hospital más cercano.
Además, deberá averiguar si está bajo los efectos de sustancias psicoactivas o si tomó una sobredosis de algún medicamento, así como buscar números de teléfono o nombres de personas (un familiar, cuidador o adulto cercano) a quien contactar inmediatamente.
Después, según el experto, lo más importante es instar a la persona a buscar ayuda profesional de inmediato.
SEÑALES DE ALARMA
- Amenazar en forma directa con hacerse daño o quitarse la vida.
- Hablar o escribir sobre suicidio. Decir frases como: “Me voy a matar”, “Ojalá me muera” o “Estoy tan cansada/o de la vida”.
- Mencionar reiteradamente que siente una gran culpa o vergüenza o que cree ser una carga para los demás.
- Mencionar que se siente vacío, sin esperanza, atrapado o sin razón para vivir o extremadamente triste, ansioso, agitado o lleno de ira, o con un dolor insoportable (emocional o físico).
- Estar enfocado en la muerte, ya sea por medio de conversaciones, escritos, dibujos o publicaciones en línea sobre la muerte o el suicidio, escuchar música o visitar sitios web relacionados con la muerte.
- Descuidar la apariencia o la higiene.
- Alejarse de todo contacto social.
- Cambios severos del estado de ánimo, especialmente si hay síntomas de depresión.
- Aumento del consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas.
- Cambios en las rutinas, incluidos los hábitos de comer y dormir.
- Mostrar conductas arriesgadas o autodestructivas. Por ejemplo, lesionarse, tomar riesgos desmedidos o conducir en forma temeraria.
FACTORES DE RIESGO
- Haber tenido intentos suicidas previos: casi la mitad de los adolescentes que cometen suicidio lo intentó antes.
- Historia de abuso físico, sexual o psicológico.
- Antecedentes familiares de suicidio y/o trastornos mentales.
- Una pérdida reciente real (muerte de un ser querido, rupturas de noviazgo, divorcio propio o de los padres) o simbólica (pérdida de estatus o prestigio, cambios bruscos en la imagen corporal a causa de un accidente o enfermedad, diagnóstico de enfermedades graves, ser sospechoso de un delito, ser víctima de deshonra pública).
- Padecer un trastorno mental, especialmente del estado de ánimo (depresión, trastorno bipolar), psicótico (esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo) o por dependencia de sustancias psicoactivas.
- Estrés en la escuela, las relaciones de pares o familiares.
- Ser víctima de acoso escolar o cibernético.
- Atravesar una crisis de identidad de género o ser objeto de discriminación por no ser heterosexual o tras identificarse como una persona de la comunidad LGBT.