La sangre sigue derramándose en nuestro país. Datos del Ministerio de Seguridad Pública revelan que en lo que llevamos del año 524 personas han sido asesinadas con diferentes armas de fuego por causa de ajuste de cuentas.
La ola de homicidios aumentó un 42% y la Región Atlántica es la que registra mayor número de crímenes con 127 incidencias, mientras que el año pasado se presentaron 92. San José pasa al segundo lugar con 19 hechos de sangre, a diferencia del año pasado donde 65 personas fueron ultimadas. El mes más violento ha sido abril con 85 crímenes, seguido de mayo con 77.
Según la Policía, el arma blanca se posiciona como el segundo instrumento utilizado por los asesinos para cometer el delito, detrás del 9 mm, las .40 o los rifles de guerra como la Ak-47, el AR-15 o las subametralladoras.
Otras formas de eliminar a las víctimas son por medio de golpes, asfixia y quemaduras, este último método suele ser utilizado por los sanguinarios para borrar toda evidencia que puedan encontrar los investigadores en la escena del crimen.
Llaman la atención y preocupan a las autoridades las constantes balaceras que se llevan a cabo a cualquier hora del día, en presencia de civiles y hasta de menores, lo que conlleva un inminente riesgo de morir en un evento con el que no se tiene relación.
Para Gerardo Castaing, exjefe del Organismo de Investigación Judicial, si la tendencia continúa se llegará a una cifra sin precedentes en nuestro país.
“Es preocupante la situación que vivimos, debemos implementar estrategias diferentes, enfocarnos más en la prevención. Vivimos tiempos convulsos donde la gente anda a la defensiva”, explicó.
La disputa por plazas narco y las deudas por droga llevan a los gatilleros a saldar cuentas con sus rivales.
Costa Rica está inundado de diferentes tipos de estupefacientes, en especial marihuana y se puede ver a los jóvenes consumirla como un inicio en la drogadicción.