Fernando Sánchez Campos, exembajador de Costa Rica ante la Santa Sede, manifestó que el papa emérito Benedicto XVI será recordado a nivel mundial por su herencia intelectual.
Sánchez conversó con DIARIO EXTRA sobre su experiencia de vida al mando de la representación en Santa Sede, al ser el último costarricense en entregarle credenciales al sucesor de Pedro.
El exembajador citó que Joseph Ratzinger fue una persona teóloga y sabia con un bagaje intelectual altísimo, el cual deja 3 encíclicas, 130 cartas apostólicas y varios santos canonizados.
“No hay duda que su parte intelectual lo caracteriza y la gente lo recuerda por eso. Pero hay una parte menos conocida y es por su sencillez, con su cercanía, con su humildad. Tal vez eran rasgos menos conocidos porque ciertamente Benedicto XVI era una persona tímida”, declaró Sánchez.
INTERCAMBIO
Fernando Sánchez recordó un intercambio que sostuvo con el papa emérito cuando le correspondió la presentación de las cartas credenciales. Dijo que Benedicto XVI estuvo muy empapado de la realidad de Costa Rica en materia de responsabilidad, seguridad y medio ambiente, y recordó que citó al país en dos ocasiones, entre ellos, el conflicto fronterizo con Nicaragua y el huracán Thomas.
Dijo que cuando tuvo una audiencia le indicaron que tenía 10 minutos y que cuando el papa tocaba un botón que tenía en sus manos era indicativo que debía retirarse, pero que eso no ocurrió.
“Aproveché para profundizar de temas personales y de parroquia, lo escuché y esto fue una conversación como si fuera una confesión.
Le pregunté sobre cuál era su consejo para ser un diplomático con la fe y respondió que, con unión constante con la eucaristía, oración constante como una conversación abierta, y estudiar la vida de los santos. Esa parte humana, sencilla y humilde, la presento como un gran legado, sobre todo para quienes lo hemos vivido”, indicó.
Sobre la relación con Santa Sede la consideró buena y manifestó que comenzaron a darse en 160 años los primeros convenios, entre ellos, con la Casa Alivio del Sufrimiento fundado por el padre Pío, así como la posibilidad de hacer convenios con la Biblioteca Vaticana.