Tras vandalismo en tumbas
El cementerio Nuestra Señora del Carmen, ubicado en Pacayas de Cartago, procedió a sepultar el cuerpo profanado este domingo por un grupo de vándalos.
Así lo confirmó este lunes la junta administradora del camposanto, que además no descartó que la acción haya sido cometida por miembros de la propia comunidad.
Tal y como lo informó Diario Extra este lunes, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) indaga los hechos, pues el cuerpo de un adulto quedó expuesto. Los demás nichos dañados estaban vacíos.
Guiselle Montenegro, presidenta del panteón, aseguró que este tipo de incidente nunca se había registrado en los cinco años de gestión de la junta.
“No creemos que sea algo relacionado con temas oscuros, sería prematuro afirmar algo así. Sin embargo, no estamos exentos de que pueda tratarse de personas externas o incluso de miembros de la comunidad que actuaron por maldad, sin oficio, o con la intención de dañar el trabajo de muchas personas y a nuestro pueblo”, declaró.
El cementerio, que abarca 10.420 metros cuadrados y cuenta con cerca de 150 nichos, registró daños en tres espacios: dos se encontraban vacíos, uno para adultos y otro para niños menores de un año, mientras que el tercero albergaba el cuerpo.
Montenegro subrayó la necesidad de reforzar la seguridad del lugar. “Estamos trabajando para garantizar no solo la seguridad, sino también el mantenimiento y presentación del camposanto. Estos actos nos obligan a redoblar esfuerzos en ambas áreas”, indicó.
Pesquisas en curso
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmó que mantiene pesquisas abiertas para identificar a los responsables del ataque.
Según el reporte preliminar, no se encontraron indicios de rituales o actos relacionados con prácticas esotéricas en el cementerio.
También, la Municipalidad de Alvarado aclaró que, al tratarse de un cementerio privado, no tiene injerencia directa en la administración del recinto, aunque manifestó disposición para colaborar en lo necesario.
La profanación de tumbas generó indignación entre los habitantes de Pacayas, quienes consideran que estos actos no solo afectan la tranquilidad de la comunidad, sino también el respeto hacia los difuntos y sus familias.