Actualmente, en el país cerca de un 20% de las rutas de autobús se encuentran abandonadas porque los empresarios no cuentan con un escenario rentable para ofrecer el servicio.
Lo anterior, sumado a los aumentos en los tiempos de viaje y una disminución en la cantidad de personas que utilizan el transporte público como medio para movilizarse, deja un tenso escenario para las autoridades.
Diario Extra conversó con Rafael Herrera, director ejecutivo del Consejo de Transporte Público (CTP) sobre los retos que enfrenta el sector y para conocer la ruta ideal con miras a fortalecer la movilidad en Costa Rica.
“Antes, una ruta de autobús se abandonaba o se devolvía y habían 10 esperando para dejársela y hasta se codeaban por ver quién llegaba primero y ahora no”.
“Nosotros, lamentablemente, hemos satanizado la subvención y yo creo que eso ayudaría mucho al transporte público, especialmente para los sectores más necesitados”.

En los últimos años hemos visto muchos avances en infraestructura, pero los expertos señalan que esto no soluciona los embotellamientos. ¿Cómo se puede mejorar la situación?
– Hay que cambiar la forma de pensar y virar de un carrocentrismo a una movilización colectiva. Si seguimos pensando en vehículos individuales, nunca vamos a obtener carriles exclusivos para transporte público, ni a contar con más disponibilidad de la infraestructura vial limitada que tenemos y por lo tanto el transporte público va a ser exactamente lo mismo que andar en vehículo personal, o sea, se va a durar lo mismo que en un carro particular. Pero si pensamos en carriles prioritarios, que es otra forma de ver la movilización en bus como más expedita, lograríamos que la gente deje de utilizar el vehículo personal y comience a utilizar el colectivo.
¿Esto qué cambiaría?
– Reduciría los tiempos de viaje, que es lo que la gente está resintiendo en este momento, que, si antes duraba media hora del sitio A al B, ahora está tardando dos o hasta tres horas. Si logramos que el transporte público tenga prioridad sobre el privado y se viaje más rápido, estaría la presa detenida y pasaría el bus diciéndole adiós a todo el mundo, la gente que está utilizando vehículo se va a pasar al transporte público, va a reducir embotellamientos.
Al hablar de transporte público las personas piensan en buses, pero ¿qué otras formas de movilización se han pensado?
– Se ha analizado la posibilidad de utilizar microbuses en horas valle, porque en las horas pico necesitamos más capacidad, o sea autobuses más grandes, de mayor capacidad, pero seguimos utilizando los mismos cuando pasan con cuatro o cinco personas y entonces uno dice pucha, qué desperdicio, no solo de espacio, sino de recursos, como combustible y demás.
Y de esos análisis, ¿qué proyectos son tangibles para este año?
– Estamos avanzando en la sectorización, debemos continuar con el pago electrónico, que nos va a facilitar mucho no solo evitar el dinero efectivo, sino que el abordaje al bus es mucho más rápido y sencillo, aparte de que el chofer se va a poder dedicar a conducir, que es lo que tiene que hacer, y no estar como un cobrador. El pago electrónico, cuando esté como forma exclusiva para el pago de transporte público, nos va a permitir tener datos certeros sobre los cuales diseñar.
Somos de los pocos países en la región que no subvencionan el transporte público, ¿se ha hablado del tema en las instituciones?
– Si usted lo busca, efectivamente en la región tanto los buses, el metro, el teleférico y otras modalidades son subvencionadas, es más, en algunos países, si no fuera por esta ayuda, no podrían tener esos modelos de movilización y pongo el caso de República Dominicana, que no podría tener metro y teleférico. Nosotros, lamentablemente, hemos satanizado la subvención y yo creo que eso ayudaría mucho al transporte público, especialmente para los sectores más necesitados.
¿Y que se podría hacer?
– En un momento escuché, creo que es en Argentina, que eso ellos estiman que una persona va a gastar X cantidad de dinero al mes en movilizarse. Entonces, si usted consume esa cantidad de dinero, todo lo que viaje después de esa cantidad de dinero es gratis. Por ejemplo, la gente puede pagar ¢30.000 por su movilidad mensual y, cuando supera eso, puede viajar gratis y eso sería muy importante. También hemos pensado que a la gente le atrae el transporte público si va más cómoda, si las unidades están en mejores condiciones, si cuentan con wifi de alta velocidad o cargadores porque ahora todos vamos en el bus, pero no andamos viendo por la ventana, sino distraídos con la música o viendo Instagram, Facebook y todas esas cosas que nos hacen el viaje un poco más llevadero.
¿El país está listo para empezar a conversar de subsidios?
– Yo pensaría que, ante la situación económica que se atraviesa en este momento, no estamos preparados para subvenciones. O sea, estamos apenas tratando de bajar el 60% de la deuda. Tal vez cuando la economía florezca un poco más, a raíz de las restricciones que estamos teniendo en empleo público y demás, con los ahorros que estamos logrando, se podría empezar a hablar del asunto.
Con estas mejoras que usted menciona, ¿podríamos reducir el faltante de 98 concesiones de autobús que se han dejado?
– El que haya rutas en abandono quiere decir que hay un problema subyacente. Antes, una ruta se abandonaba o se devolvía y habían 10 esperando para dejársela y hasta se codeaban por ver quién llegaba primero y ahora no, lo que quiere decir que no hay interesados y esto es por varios motivos, como poca demanda, que bajó después de la pandemia y no se ha recuperado totalmente, hay poco financiamiento y están muy golpeadas económicamente las empresas.
¿Y el transporte ilegal?
– Ese es uno de los motivos que más ocasiona el abandono de las rutas, porque está descontrolado y resulta abundante, a veces hasta incursiones de la mafia dentro de ese transporte, y eso no lo podemos tapar con un dedo, porque está matando la movilidad del país.