La estrategia se define como una serie de acciones muy meditadas, encaminadas hacia un fin determinado. Ante esta definición nos preguntamos si existe para el tema de violencia e inseguridad.
Lo que la lógica nos dicta es que cuando se va a trazar un plan se requieren datos para tomar decisiones. Sin embargo, hemos comprobado que existen vacíos en la información.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) al parecer no tiene tabulada la cantidad de homicidios por distritos y duró varios días en suministrar la de los cantones, de manera que no es comprensible cómo podemos atacar un problema que no sabemos dónde está la zona caliente.
La comunicación entre el OIJ y la Fuerza Pública debería estar articulada, aunque una sea policía preventiva y la otra represiva. Entonces ¿cómo atacar un problema si no sabemos dónde se focaliza?
Si vamos a hablar de falta de recurso humano para elaborar la estadística, entonces deberíamos replantearnos si tenemos capacidad para enfrentar la situación.
Yo no puedo intervenir a un paciente si no tengo antes un diagnóstico, de lo contrario sería como empezar a recetar medicamentos al azar para ver si logro una cura.
Es momento de ponernos serios y hablar con números en mano para llevar a cabo las intervenciones adecuadas. No es que la policía no sepa dónde están los barrios conflictivos, eso todos lo sabemos. La interrogante es cómo se focaliza la estrategia desde una óptica descentralizada. Durante una cobertura en Puntarenas nos dimos cuenta de que la cantidad de efectivos no daba, distribuyendo horarios, ni para cubrir uno de los puntos. ¿Y así queremos atacar la criminalidad?
Sin duda debe ser difícil trazar un norte cuando no existe presupuesto para ejecutar las tareas que se tiene en mente, porque ideas sobran, el tema es llevarlas a la práctica.
Con colocar escáneres en los puertos no vamos a terminar con esta interminable lista de ajustes de cuentas, pese a que no quitamos méritos al esfuerzo.
A fin de cuentas, solo el tiempo dirá si se está haciendo algo para frenar esta ola de manera efectiva.
La misma regla se aplica para el cambio en las funciones de las policías, lo que incluye el concentrar la labor de la Policía de Control de Drogas (PCD) en la investigación.
Datos de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) nos dicen que la Fuerza Pública mantiene un déficit de 1.103 policías en los últimos cinco años.
¿Cuál es la cantidad de policías en las zonas calientes? Esa es parte de la información que todos deberíamos saber para ver si realmente hay una estrategia. Cada día vemos más actos delictivos y pretendemos combatirlos incluso con un menor número de policías en relación con años anteriores, pero, dejando eso de lado, tampoco hay una promoción de valores.
De haber un plan se requiere una articulación. Esto no es solo una tarea del Ministerio de Seguridad Pública o las autoridades judiciales.
Esperamos una mejora en la estadística para idear una estrategia con una base sólida.