Un fantasma recorre la Universidad Nacional (UNA), eso que se niega a morir recorre el campus universitario, sus pasillos, los baños, las aulas, las unidades académicas, el Consejo Universitario (CU), sus pronunciamientos, sus corbatas, sus faldas, eso que siempre está allí y acá en potencia. Eso que se niega a morir ante la opresión. Eso que reclama un mundo distinto. Una vida distinta.
La palabra hace vínculo social, en cualquier relación humana lo primero es la otra opinión, el otro discurso. El diálogo es un intercambio de experiencias de vida, que implica reflexión y acción, sin el cual no habría socialización posible (se le debe esta idea a V. Voloshinov y P. Freire).
La condición del diálogo, nos enseña C. Sandoval, no es tanto poder decir algo, sino la escucha. Sin la capacidad de escuchar no hay posibilidad de vínculo social.
Después de los eventos ocurridos en la celebración de los 40 años de la UNA el CU sacó un acuerdo en el que “condena y reprocha” lo acontecido, oficio SCU-470-2013. El comunicado tilda de violentos, de autoritarios, de no querer dialogar, de imponer sus puntos de vista, al estudiantado que se manifestó aquel día.
No se hablará acá sobre los motivos de la manifestación, ya se ha hablado al respecto en diversos medios (Elpaís.cr, 20-3-13 “¿Es la Universidad Nacional la Casa de enseña de los pobres?” y en radio U, radio machete).
El año pasado el CU decidió reducir el ciclo lectivo en una semana sin escuchar la opinión estudiantil. Ante esto se le envió una carta al CU, recibida por ellos el 11 de octubre del 2012, manifestando el descuerdo estudiantil en relación a dicha decisión y la invitación a realizar una asamblea pública para que se discutiera el asunto. Hasta la fecha no hemos recibido respuesta. El 27 de abril se publicó en Diario Extra una carta abierta a la rectora de la UNA, Sandra León, solicitándole que deje de llamar al estudiantado que se manifiesta para construir sus derechos “un grupo de revoltosos”. Donde se demanda además diálogo con la administración de la UNA. Hasta la fecha no se ha recibido ninguna respuesta de parte de las autoridades universitarias. ¡Quieren entablar diálogo con la comunidad estudiantil pero no están dispuestos a escucharnos!
Los tiempos para el movimiento estudiantil (ME) han sido convulsos. La administración de la UNA y las representaciones estudiantiles fachas han intentado boicotear los logros estudiantiles (a veces en esfuerzos en conjunto) consagrados en el pasado XII Congreso Estudiantil (CE), que incluye el voto universal estudiantil (VUE) y las bases para la autonomía financiera. Asesoría Jurídica, los abogados de la rectoría, en oficio, AJ-D-199-2012, intentó impedir el VUE aduciendo que éste “no es jurídicamente viable” y la que en aquel momento fue la junta directiva del Tribunal Electoral Estudiantil, oficio TEE-014-2012, le comunicó al CU que el CE no era válido, por tanto el VUE tampoco. Cuando ese oficio llegó al CU brincaron de alegría pues pensaron que forjando alianzas con representantes estudiantiles fachos iban a detener los logros del XII CE.
Desde entonces y desde que se han demostrado las alianzas de la rectoría con las representaciones estudiantiles (ver Elpaís.cr, 2013-01-23, “Gobierno estudiantil agiliza trámites con Vicerrectora”) el ME de la UNA vive un momento de quiebre, un momento de ruptura en al menos dos ejes: a) las dirigencias no existen, es decir se considera que cualquier estudiante piensa, siente, decide y actúa y b) los puestos de representación estudiantil están caducos, o lo que es lo mismo la institucionalidad estudiantil actual no funciona. Lo cual presenta un reto profundo para el ME pues la vara de la desquebrazón obliga a pensar en un horizonte de futuro, en la construcción de una organización política que permita la participación directa del estudiantado, como dice una compa “construir una organización menos representativa y más participativa”. ¡Que empiece pues la escucha y la investigación! Y para finalizar el amor y la atención a los seres que queremos, siempre el amor y la atención.
*Estudiante de economía UNA, Asambleas de Resistencia.