Un posible agotamiento en los recursos disponibles del Sistema Banca para el Desarrollo (SBD) es lo que alerta el último Informe Estado de la Nación.
Este es justamente uno de los retos que enfrenta a 14 años desde su creación en 2008. Hasta 2022, el sistema ha colocado aproximadamente ¢1,9 billones en 574.019 operaciones de créditos, de los cuales un 83% se ha dirigido a microempresas y un 80% al sector agropecuario.
La principal conclusión es que se requieren recursos frescos, ya que la mayoría de los fondos se encuentran colocados en préstamos o compromisos crediticios futuros.
Miguel Aguiar, director ejecutivo del SBD, indicó que en este momento prácticamente trabajan con los ingresos de la recuperación de los créditos. Esto en relación con los recursos del Fondo Nacional para el Desarrollo (Fonade).
“Si hubiera una mayor demanda que los ingresos que tenemos con las recuperaciones, no podríamos atenderlo”, explicó.
No obstante, el sistema tiene otras opciones para generar ingresos en caso de ser necesario. Una de las vías sería acudir a los organismos multilaterales, a través de lo cual se puede apalancar el patrimonio hasta 5,5 veces para el caso del Fonade. Así quedó dispuesto en la Ley 9654.
En cuanto al Fondo de Financiamiento para el Desarrollo, se está colocando también a través de las recuperaciones y parte de las utilidades, mientras que en el caso de los privados todavía podrían tener algún espacio.
OTROS RETOS
Un elemento que llama la atención es que, a nivel territorial, los préstamos del SBD se han concentrado en cinco cantones: San Carlos (13,8%), San José (7,7%), Tarrazú (4,8%), Alajuela (4,8%) y Pérez Zeledón (4,5%).
Y si bien estas son zonas productivas, dejan la interrogante de qué pasa con el resto del país, donde también existen importantes necesidades de financiamiento.
A criterio de los investigadores, entre los principales retos que tiene el SBD como promotor del desarrollo productivo está la colocación de recursos en sectores más estratégicos en materia de encadenamientos, empleo, innovación y comercio internacional.
Además, mejorar la calidad del servicio al cliente y el acceso a los servicios, generar indicadores de impacto del financiamiento en los beneficiarios y búsqueda de dineros frescos.
Ellos consideran que el financiamiento para el sector productivo es fundamental en el fomento de la inversión, especialmente en los territorios más rezagados, con mayores limitaciones en materia de inclusión financiera y económica.
En este momento, Banca para el Desarrollo comprende cuatro fondos. De acuerdo con su mandato, debe proveer crédito y otros servicios no financieros de apoyo empresarial como capacitación y mercadeo a micro, pequeñas y medianas empresas, así como fomentar el emprendimiento y la innovación.