En Costa Rica la salud mental es un tema que aún no recibe la atención que merece.
Según cifras del Ministerio de Salud, siete de cada 10 hombres en el país han enfrentado episodios de depresión en algún momento de sus vidas, una situación alarmante que se agrava al considerar que dos de cada 10 varones nunca comparten su estado emocional, eligiendo en cambio sufrir en soledad.
Estas estadísticas revelan una verdad inquietante: la salud mental no distingue géneros, pero los estigmas culturales sí.
El silencio que rodea estos problemas no solo perpetúa el sufrimiento individual, sino que también limita la capacidad de las personas para buscar ayuda y superar las dificultades.
La depresión, por ejemplo, no es solo un estado de ánimo pasajero, es una condición médica que puede afectar profundamente la vida personal, profesional y social de quienes la padecen. Sin embargo, a menudo se minimiza o se enfrenta con frases como “sea fuerte” o “esto pasará”, reforzando la creencia de que buscar apoyo es un signo de debilidad.
El Ministerio de Salud ha dado un paso significativo al anunciar una nueva política integral que abordará la salud mental desde una perspectiva preventiva. Esta iniciativa incluye estrategias para combatir la adicción a las drogas, reducir la violencia y prevenir el suicidio, una de las consecuencias más devastadoras de la falta de atención a las situaciones emocionales. Este esfuerzo es crucial, pero para que sea efectivo, necesita el respaldo y la participación activa de la sociedad.
La salud mental no es un lujo ni un tema menor, constituye un componente esencial del bienestar general de todos. Para muchos, el hecho de aceptar que necesitan ayuda es un primer paso titánico que se ve obstaculizado por el miedo al juicio o la vergüenza. Aquí es donde los esfuerzos de concienciación juegan un papel vital. Debemos eliminar el estigma que rodea las enfermedades mentales y fomentar una cultura en la que hablar abiertamente sobre estos temas sea tan normal como abordar cualquier otro asunto de salud.
Es importante también recordar que los problemas de salud mental trascienden géneros, edades y condiciones socioeconómicas. Si bien las cifras oficiales resaltan la situación de los hombres, también hay miles de mujeres, adolescentes y adultos mayores que enfrentan diariamente luchas internas similares. Cada caso es único y merece atención personalizada, pero todos comparten la necesidad de comprensión y recursos adecuados.